El Pontífice habla de las resistencias a sus reformas, la crisis de vocaciones, los momentos obscuros y el peligro de los populismos
(ZENIT- Roma).- “La idealización de una persona es una forma sutil de agresión” y “cuando me idealizan, me siento agredido”. Lo indica el papa Francisco en una entrevista recién publicada en el semanario alemán Die Zeit. Y precisa: “No me considero un hombre excepcional”, “Soy un pecador”, “un hombre que hace lo que puede”.
La entrevista trata de muchos temas pero inicia con algunos ataques el Pontífice ha sufrido, como unos afiches pegados en la zona del Vaticano que le acusaban de ser “poco misericordioso”. Así el Papa señala que “desde el momento en que he sido elegido papa, no he perdido la paz. Comprendo que a alguien no le guste mi modo de actuar, pero lo entiendo; hay tantos modos de pensar, es legítimo y también es humano, es una riqueza”.
Señaló que en los afiches el dialecto usado “era muy bello”, y “no lo ha escrito uno de la calle”, sino se ve que ha sido una persona culta. Recordó también que todos los días reza una oración de Santo Tomás Moro para “pedir el sentido del humor” y que el Señor se lo concede.
Interrogado sobre el caso de la Orden de Malta, Francisco explicó que existían problemas difíciles de gestionar, que el cardenal Burke sigue siendo el Patrono, pero que ha nombrado a un delegado capaz de arreglar las cosas.
A propósito de las vocaciones, el Santo Padre reconoce que “es un problema grande y grave”, porque si no hay sacerdotes falta la Eucaristia, y “la Eucaristía hace iglesia”. Consideró que si faltan las vocaciones sacerdotales también es porque falta la oración, sin subestimar el problema de la baja natalidad.
Calificó como importante el trabajo con los jóvenes pero advirtió que no se puede caer en el proselitismo, y que además es necesario seleccionar, porque si no existe una vocación verdadera después será todo el pueblo quien sufrirá. Añadió entretanto que el “celibato opcional no es la solución”. Mientras la cuestión de los “viri probati” es una posibilidad, pero es necesario precisar los deberes que pueden asumir para las “comunidades aisladas”.
El Pontífice responde sobre sus momentos de dificultad en la Fe, y reitera que ha tenido “momentos oscuros” y también “momentos vacíos”. Incluso situaciones que han hecho que se enojara con Dios, si bien “no se puede crecer sin crisis” contrariamente “uno se queda infantil”.
¿Cómo volver a la fe? Francisco le indica al entrevistador que la fe es un don: “La pido, y Él responde. ¡Antes o después. Pero a veces es necesario esperar una crisis”.
Interrogado sobre si el hombre es bueno o malo, Francisco responde que “el hombre está hecho a imagen de Dios” pero “ha sido tentado y se está herido”, por tanto, “es débil”.
“Adán no fue malo. Fue débil, fue tentado por el diablo. En cambio, la primera maldad es la del hijo, la de Caín”, que mata no por debilidad, sino “por celos, por envidia, por deseo de poder… es la maldad de las guerras” como “la maldad” de quien fabrica armas”.
Sobre el reaparecer de los movimientos populistas en Europa, el pontífice no niega su preocupación, porque detrás de ellos “hay un mesianismo” y se justifican porque hablan de defender la identidad de un pueblo. Lo contrario de lo sucedido después de la II Guerra mundial, con la unidad europea, realizada por líderes “que son capaces de llevar adelante el bien del país sin estar ellos en el centro”. Porque “el populismo es malo y al final termina mal, como nos lo demuestra el Siglo pasado”.