Frente a la «solución abrupta» de la eutanasia, el médico e investigador de la UNAV incide en que «lo que va bien a todos» es «que haya morfina» y que los médicos sepan de paliativos.
22 de Abril de 2021.- Preocupado por «el enfermo terminal», Carlos Centeno (Valladolid, 1962) dedicó su tesis doctoral a comparar la situación de «los «pacientes del Servicio de Oncología de Valladolid con los de una de las primeras unidades de Medicina Paliativa de España, la del Gregorio Marañón». «Al final no tenía ninguna duda de que lo correcto, lo mejor para el enfermo, es tener cerca un equipo de medicina paliativa. No solo había resuelto mi pregunta de investigación, sino también mi orientación profesional», explica.
Tras la residencia en Valladolid marchó a la Universidad de Alberta (Canadá) para seguir formándose en una especialidad que estaba en pañales en España y, a su regreso, participó en la puesta en marcha del Centro Regional de Medicina Paliativa en Los Montalvos (Salamanca). Entonces le llegó la llamada de la Universidad de Navarra (UNAV), donde combina atención a pacientes, docencia e investigación. Es director del Servicio de Medicina Paliativa en la Clínica Universidad de Navarra e investigador principal del grupo ATLANTES del Instituto Cultura y Sociedad, un proyecto multidisciplinar que incide en «la necesidad humana y social» de los paliativos.
Le preocupa especialmente la formación. ¿En qué punto estamos?
Queda mucho por recorrer y en España, más. Otros países europeos han entendido que, si la medicina paliativa es para quienes tienen sufrimiento intenso al final de la vida, todos los médicos tenemos que saber medicina paliativa. Nadie cuestiona que tenemos que saber algo de cardiología o de problemas digestivos. Los cuidados paliativos no son para el que se va a morir ni porque la gente muera, sino porque hay sufrimiento. También se benefician de esta manera de trabajar el que tiene una enfermedad grave y se va a curar, o el enfermo de COVID grave y consciente.
En Austria, Alemania o Francia los médicos se forman en paliativos. En España se dice que es una competencia que se ha de adquirir, pero, como no se ha concretado el modo, no se hace. Se deberían enseñar los principios de medicina paliativa en una asignatura obligatoria y evaluable. Solo la hay en diez facultades de cuarenta y tantas. En vez de ser decisiones estratégicas, políticas educativas o políticas sanitarias, todo depende del empuje de alguien.
Han detectado un estancamiento de los paliativos: en España hay 0,6 servicios por cada 100.000 habitantes, muy lejos de los dos que recomienda la Asociación Europea de Cuidados Paliativos.
Es verdad que hay muy pocos países que lleguen al dos. Lo que hay que hacer es comparar a España con Francia, con Alemania o con Italia, de un entorno económico y con población similares. Estamos mucho peor. Y si pones todos los países europeos en fila –¡todos!–, España no está en el vagón de cola, pero está en el anterior de cuatro vagones.
Alguien que lleva 25 años trabajando en paliativos, ¿qué piensa al ver que el legislador, en vez de avanzar en estos, aprueba la Ley de la Eutanasia?
Es camino equivocado. El legislador lo sabría si estuviera en la batalla en la que estamos los médicos de paliativos, que es una batalla de alivio del sufrimiento, de dar solución al problema de sufrir al final de la vida con la medicina. Lo que se promociona es una solución abrupta que no tiene que ver con nosotros y que, además, beneficia solo a unos pocos. En los países donde se ha hecho una ley de eutanasia, la demanda de esta no supera el 2 % de las personas que fallecen. «No, es que este es un derecho que va bien a todos», dicen algunos. No, lo que va bien a todos es que haya morfina, que el médico sepa medicina paliativa, que haya equipos de paliativos cuando las situaciones son más complejas…
¿Van a seguir peleando por una ley de cuidados paliativos?
Como hemos comentado, hay otras maneras de asegurar los cuidados paliativos, pero la ley puede ser un instrumento dinamizador. Ni un gobierno de España ha puesto interés en la medicina paliativa. Todos han mirado para otro lado. El bien común pide medicina paliativa. Y si el legislador y el político se dedican al bien común, tienen que promover la medicina paliativa.
La situación en el mundo
• 48 millones de personas morirán con intensos sufrimientos por enfermedades graves en 2060.
• 87 % más respecto a los 26 millones de personas en la misma situación en 2016, según The Lancet.
• Hay 47 países sin actividad conocida de cuidados paliativos; 13 con un desarrollo muy incipiente de la capacidad de cuidados paliativos; 65 con una provisión aislada; 22 con una provisión generalizada; 21 con una integración preliminar de paliativos en el sistema de salud, y 30 con una integración avanzada, según la UNAV.
• El equipo del doctor Centeno trabaja con la OMS. «La primera necesidad es que haya fármacos. Si no tienes morfina, puedes tener compasión y unos equipos humanos maravillosos, pero no puedes quitar el dolor», detalla. También pide «un paraguas político» para «promover los paliativos» y «que la especialidad esté reconocida».
Rodrigo Pinedo
El paliativista apuesta por reforzar la formación.
Foto: UNAV