La Unión Europea, la Organización Internacional para las Migraciones y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados reclaman más compromiso internacional con los estados latinoamericanos que se están haciendo cargo de la mayoría de los desplazados de Venezuela.
La grave crisis política, de derechos humanos y socioeconómica de Estados Unidos, que además sigue agravándose, está causando «una de las situaciones más severas de desplazamientos del mundo». El flujo de emigrantes y refugiados sigue sin cesar: según datos oficiales, 4,5 millones de venezolanos han dejado ya su país, y en 2020 podrían llegar a los 6,5 millones. La mayoría se han dirigido a otros países de Iberoamérica y del Caribe; sobre todo, a Colombia.
Estos preocupantes datos se han debatido en la Conferencia Internacional de Solidaridad sobre la Crisis de Refugiados y Migrantes Venezolanos, convocada de forma conjunta por la Unión Europea, la Organización Internacional para las Migraciones y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y celebrada esta semana en Bruselas.
Durante este encuentro, convocado para concienciar a los estados sobre la gravedad de la situación, se subrayó la «notable solidaridad de los países de la región» y por la iniciativa para intentar dar una respuesta coordinada, puesta en marcha bajo el llamado Proceso de Quito, que es «un paso adelante significativo para armonizar las políticas y las prácticas», según se expresa en el comunicado final.
Blindar las políticas de acogida
Pero, al mismo tiempo, también se recordaron los «retos sustanciales» a los que esta acogida hace que se enfrenten los países latinoamericanos. Ante esta dificultad, aluden de forma implícita el riesgo de que se empiecen a producir reacciones de rechazo.
Reconociendo los derechos de los estados a regular sus fronteras, durante la conferencia se subrayó la «importancia de preservar el acceso al asilo, fortalecer los mecanismos que permitan identificar a las personas necesitadas de protección internacional, mantener políticas de entrada flexibles, continuar regularizando y dando documentos a los refugiados y migrantes venezolanos y facilitar la reunificación familiar».
Sí se denuncia explícitamente «cualquier acto de odio, intolerancia y xenofobia». Estos «necesitan ser contundentemente rechazados, incluso si están aislados o no son representativos».
Como respuesta a esta situación, la conferencia internacional pidió un mayor compromiso hacia los países receptores de migrantes por parte de los estados donantes, las instituciones financieras internacionales, actores de ayuda al desarrollo y del sector privado. Estas ayudas se destinarán tanto a la prestación de servicios a los migrantes como a la creación de oportunidades económicas de las que puedan beneficiarse para salir adelante.
Alfa y Omega
(Foto: AFP / Pablo Bayona)