1. MINUSVALORACIÓN DE LO PÚBLICO
Mucha gente a mi alrededor opina que los servicios públicos gastan mucho y no te atienden bien. Lo mejor sería privatizarlos. Los funcionarios son unos parásitos que se comen una parte sustanciosa de la tarta de los presupuestos (uno de cada cuatro euros de los presupuestos es para pagar los salarios públicos).
Algunos añaden que los servicios públicos, capitaneados por el Gobierno, llevan en sí mismo el peligro de la corrupción: desde el más alto cargo al más bajo aprovecha para meter la mano en los fondos públicos.
Conclusión: la solución de este panorama es la privatización o la externalización de lo público. Este discurso no es nada original, sino que está formulado y difundido como científico por el sistema neoliberal, aunque el Papa Francisco lo desautoriza porque crea desigualdad y exclusión social (EG, 54)
2. CASO PRÁCTICO DE ESTA TEORÍA NEOLIBERAL: EL SISTEMA DE SALUD MADRILEÑO.
La sanidad de España es la más eficiente de Europa y la quinta del mundo. Así la clasifica recientemente el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El Sistema Nacional de la Salud español está basado en la satisfacción de las necesidades sanitarias a todos los ciudadanos, en gratuidad, con equidad, financiada con impuestos del Estado y descentralización autonómica.
Pero a España llegaron los vientos de neoliberalismo desde el liderazgo de Margaret Thatcher. Ella consideraba que la salud era un bien de consumo, y por tanto debe regirse por la ley de mercado. Los gobernantes de la Comunidad de Madrid siguieron esta senda mediante tres modelos de privatización: Iniciativa de gestión privada, Concesiones administrati-vas y Concesión de un área sanitaria. Solo describiré el primer modelo debido a la extensión propia de este Boletín.
Iniciativa de gestión privada
Unas empresas privadas se encargan de la construcción de los hospitales para aparentar que ahorran este coste a los fondos públicos, pero, a la vez, reciben la atribución de cobrar de éstos una especie de mensualidad durante 30 años (más interés) y el beneficio de los servicios del hospital (gestión sanitaria, y no sanitaria como servicios de mantenimiento, lavandería…)
Así resulta que los fondos públicos de Madrid pagan más dinero que si hubiesen afrontado la inversión desde el principio.
3. CONSECUENCIAS DE ESTE MODELO:
3.1. Gran recorte del gasto sanitario a la sanidad pública: El presupuesto se redujo en un 18%. pasando de 70.464 millones en 2009 a 57.632 en 2014 a pesar de ser España (con Grecia) el farolillo de Europa en el presupuesto sanitario. No contento con ello, en 2016, el Gobierno del Estado español redujo el gasto sanitario en 1.605 millones. Además, la Unión Europea incentivó la sanidad privada al considerar el dinero público invertido en sanidad pública como un déficit, mientras que el dinero público invertido en sanidad privada como un préstamo.
3.2.- Desvío del gasto público al sector privado y recortes de personal: El dinero público derivado a la privada ha crecido un 52% en 10 años. Desde 2011 al 2018 los diversos gobiernos clausuraron 3.000 camas hospitalarias y se produjeron 3.200 de trabajadores en la sanidad pública. Esto generó un importante déficit de personal y ha generalizado la precariedad laboral y la contratación basura.
3.3.- Acusación de corrupción en los tribunales: la Audiencia Nacional considera que la Comunidad de Madrid utilizó la construcción de los siete hospitales madrileños para financiarse irregularmente. En concreto, el juez Manuel García-Castellón apunta a que entre 2004 y 2007 se produjo un desfalco en base a que el gobierno de Madrid impusiese la cláusula del 1% de mordida a toda empresa que quisiera conseguir los contratos de construcción o explotación de estos hospitales.
Observación: Este caso práctico de la privatización sanitaria de Madrid es elocuente de la orientación del neoliberalismo económico, ya que es el mismo modelo que funciona en naciones tan poderosas como Inglaterra, EEUU…
Esto no quiere decir que yo defienda el modelo de monopolio la sanidad pública. Es legítimo defender la colaboración de lo público y lo privado, pero no con principios neoliberales como éste: “todo crecimiento económico, favorecido por la ley de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social. Esta opinión que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua” (EG 54)
Efectivamente, después de los últimos cuarenta años imperando globalmente esta política ya tenemos los frutos: el crecimiento se ha frenado a nivel mundial y los beneficios cayeron abrumadoramente en manos de muy pocos, que están arriba y no gotearon hacia los de abajo.
4. DESMENTIDO DEL NEOLIBERALISMO POR EL CORONAVIRUS
El primer ministro francés, Macron, hombre neoliberal proveniente del mundo de las finanzas, abordó así la crisis del coronavirus ante sus compatriotas: “lo que esta pandemia revela es que existen bienes y servicios que deben quedar fuera de las leyes del mercado”.
De hecho, en España no ha sido fundamentalmente la Iniciativa de gestión privada la que ha frenado la expansión del coronavirus sino las fuerzas del Estado con su sanidad púbica, con sus instituciones de ejército, bomberos y la generosidad, solidaridad y colaboración de la ciudadanía.
El virus Covid19 ha puesto en evidencia que la salud gratuita y universal, independiente de nuestro nivel económico, no la podemos dejar en manos de un sistema neoliberal cuya base radica en que la libertad de merado producirá mayor equidad e inclusión.
Todas las naciones han reconocido, algunas con mucho retraso y otras a regañadientes, que el individualismo y la acumulación ilimitada nos dejan indefensos ante el coronavirus. Ricos y pobres tenemos que ser solidarios unos con otros si queremos salvarnos, porque nadie está libre de contagiar a otro o contagiarse de otro. No hay puerto de salvación fuera de la solidaridad.
Debemos reconocer que es mejor superar el individualismo y pasar a sentir empatía con la vida de todo ciudadano. Así lo ha entendido la población al aceptar largo tiempo de reclusión en sus casas y pérdida de puestos de trabajo. Es mejor cuidarnos unos a otros y asumir una responsabilidad por la vida del otro, sin distinción de nivel económico o color de piel.
Ha llegado la hora de cuestionar las virtudes del neocapitalismo que defiende la reducción del Estado y la exaltación del lema de Wall Street “la avaricia es buena”. Esto no nos sirve en los momentos clave como éstos del coronavirus. El Covid19 ha sido la “prueba del algodón” que delata la suciedad de un sistema que nos lleva al desastre. ¡Gracias, Sr. Coronavirus!
Boletín Pastoral del Trabajo
Madrid Nº 55 Abril 2020