Pudieron acercar al Pontífice su propia historia y dolor, así como expresar sus expectativas respecto al compromiso de la Iglesia contra los abusos.
27 de septiembre 2024.- Dos horas ha durado el encuentro del Papa Francisco con 17 víctimas de abusos por parte de miembros del clero en Bélgica. El encuentro tuvo lugar en la Nunciatura Apostólica de Bruselas, a la vuelta del Papa de Lovaina, adonde había acudido por la tarde para una cita con los profesores de la Katholiek Universiteit Leuven. Así lo anunció la Oficina de Prensa del Vaticano, a través de Telegram, explicando que los presentes «pudieron llevar al Papa su propia historia y su dolor y expresar sus expectativas respecto al compromiso de la Iglesia contra los abusos».
«El Papa», prosigue la nota, «pudo escuchar y acercarse a su sufrimiento, expresó su gratitud por su valentía y el sentimiento de vergüenza por lo que habían sufrido de niños a causa de los sacerdotes a los que estaban confiados, tomando nota de las peticiones que le hicieron para que los estudiase».
Una plaga en la Iglesia
Un posible encuentro entre Francisco y las víctimas había sido anunciado en los últimos días por la Conferencia Episcopal belga, pero no confirmado oficialmente. El tema de los abusos es central en la visita del Papa a Bélgica, un país profundamente herido por estos crímenes, sobre el que el Parlamento ha anunciado una investigación nacional para entender cómo las autoridades judiciales y policiales belgas gestionaron la gran investigación penal de 2010 sobre los abusos en la Iglesia. Ese año se produjo la dimisión de Roger Vangheluwe, obispo de Brujas, tras admitir haber abusado sexualmente de menores. Sus delitos habían prescrito, pero el Papa lo había apartado del estado clerical en marzo.
La condena del Papa
Esta misma mañana, en el castillo de Laeken, donde se ha reunido con las autoridades civiles y políticas del país, el papa Francisco -tras las palabras del primer ministro De Croo y del rey Philippe sobre el tema- ha lanzado una condena clara, de las más duras de su pontificado, contra esta lacra en el seno de la Iglesia, definida, sin peros, como una «vergüenza».
«¡Esta es la vergüenza! La vergüenza que todos tenemos que asumir hoy y pedir perdón y resolver el problema: la vergüenza del abuso, del abuso de menores. Pensamos en el tiempo de los Santos Inocentes y decimos: ‘Oh, qué tragedia, lo que hizo el rey Herodes’, pero hoy en la Iglesia misma existe este crimen y la Iglesia debe avergonzarse y pedir perdón, y tratar de resolver esta situación con humildad cristiana. Y poner todas las cosas, todas las posibilidades para que esto no vuelva a suceder’, dijo el Pontífice. «Alguien -continuó- me dice: ‘Pero Santidad, piense que según las estadísticas la inmensa mayoría de los abusos se producen en la familia o en el barrio o en el mundo del deporte, en la escuela’. Pero basta uno para avergonzarse. En la Iglesia debemos pedir perdón por ello, que los demás pidan perdón por su parte. Esta es nuestra vergüenza y nuestra humillación».
SALVATORE CERNUZIO