El Pontífice después de la oración del ángelus mostró su cercanía hacia las víctimas y familiares de los atentados en Bangladesh e Irak
El santo padre Francisco expresó hoy después de rezar la oración del ángelus en la plaza de San Pedro, ante miles de peregrinos y fieles alli congregados, su cercanía a los familiares de las víctimas de los ataques del terrorismo islámico en dos capitales: el del sábado en Daca, Bangladesh; y el de esta mañana en Bagdad, Irak. Y junto a los presentes el Santo Padre rezó por las víctimas, los familiares, y para que “el Señor convierta el corazón de los violentos cegados por el odio”.
“Queridos hermanos y hermanas, expreso mi cercanía a los familiares de las víctimas y de los heridos del atentado que se registró ayer en Daca. Y también ante el sucedido en Bagdad. Recemos juntos por ellos, por los difuntos y pidamos al Señor que convierta el corazón de los violentos cegados por el odio” dijo y rezó junto a los presentes un Ave María…
El atentado en la capital de Bangladesh
El viernes por la noche un comando terrorista atacó un restaurante en Daca, la capital de Bangladesh, causando muertos y tomando rehenes. La operación de las fuerzas del orden concluyó el sábado por la mañana con un saldo provisorio de al menos 20 muertos, de los cuales nueve italianos y siete japoneses, y la liberación de 13 rehenes.
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, por la televisión dijo: “Somos como una familia que ha sufrido una pérdida dolorosa pero que no tiene la menor intención de dar la razón a quien piensa que la destrucción de nuestros valores es un objetivo al que consagrar la existencia. Nosotros somos más fuertes”.
El doble atentado en Irak
Atentado en Bagdad
En Bagdad un coche bomba que estalló en la madrugada y una segunda bomba un poco más tarde, provocaron decenas de fallecidos y heridos. El Califato Islámico se atribuyó los atentados.
La primera explosión fue en el distrito de Karada, una concurrida zona comercial frecuentada por jóvenes y familias, y causó 78 muertes y 160 heridos. El segundo fueen el este de la ciudad, con un saldo de 5 muertos y 16 heridos.
Sergio Mora (ZENIT – Ciudad del Vaticano)
Francisco en el ángelus: ‘debemos testimoniar con alegría el Evangelio en la vida diaria’
La misión de llevar la palabra de Jesús es estupenda, explica el Santo Padre y pide rezar para que en la Iglesia nunca falten corazones generosos
La misión del cristiano es estupenda –dijo el Pontífice– porque debe llevar la Buena Noticia a todos. Entrentanto reconoció que es una tarea difícil y que a veces encuentra hostilidad. Por ello no hay que dejarse condicionar confiando en los medios humanos, sino llevando solamente la potencia de la Cruz de Cristo.
Estas son las palabras del Santo Padre.
“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En la página evangélica del día de hoy, en el capítulo décimo del Evangelio, Lucas nos hace entender cuánta necesidad tenemos de invocar a Dios, “el Señor de la mies, para que envíe operarios a su mies”. Los operarios de los cuales habla Jesús son los misioneros del Reino de Dios, que Él mismo llamaba y enviaba “de dos en dos delante de sí en cada ciudad y lugar a donde estaba por ir”.
Su taera era anunciar un mensaje de salvación dirigido a todos. Los misioneros anuncian siempre el mensaje de salvación a todos; no solamente los misioneros que van lejos, también nosotros, misioneros cristianos que decimos una buena palabra de salvación. Y este es el don que nos da Jesús con el Espíritu Santo. Este anuncio es decir: “Está cerca el Reino de Dios”.
Porque Jesús ha ‘acercado’ a Dios hacia nosotros, Dios reina en medio de nosotros, su amor misericordioso vence el pecado y la miseria humana.
Esta es la Buena Noticia que los ‘operarios’ tienen que llevar a todos: un mensaje de esperanza y de consolación, de paz y de caridad. Jesús, cuando envía a sus discípulos delante de él en los pueblos les recomienda: ‘Antes digan: paz a esta casa’ (…) curen a los enfermos que allí se encuentren’.
Todo esto significa que el Reino de Dios se construye día a día y ofrece ya en esta tierra sus frutos de conversión, de purificación, de amor y de consolación entre los hombres. ¡Es algo muy hermoso construir día a día este Reino de Dios que va naciendo! ¡No destruir, sino construir!
¿Con cuál espíritu el discípulo de Jesús deberá realizar esta misión? Como primera cosa deberá ser conciente de la realidad difícil y a veces hostil que lo espera. De hecho Jesús dice: ‘Les envío como corderos en medio de los lobos’. Es clarísimo. La hostilidad está siempre al inicio de la persecución de los cristianos: porque Jesús sabe que la misión es obstaculizada por la obra del maligno.
Por esto, el operario del Evangelio se esforzará en ser libre de los condicionamientos humanos de todo tipo, no llevando ni bolsa, ni alforja, ni sandalias, como ha recomendado Jesús, para solamente confiar en la potencia de la Cruz de Cristo. Esto significa abandonar todo motivo de vanagloria personal y volverse humilde instrumento de la salvación obrada por el sacrificio de Jesús, muerto y resuscitado por nosotros.
La del cristiano en el mundo es una misión estupenda y destinada a todos, es una misión de servicio, ninguno excluído. Esta necesita de tanta generosidad y sobre todo de la mirada y del corazón dirigido hacia lo alto para invocar la ayuda del Señor.
Hay mucha necesidad de que hayan cristianos que testimonien con alegría el Evangelio en la vida de cada día. Los discípulos enviados por Jesús, ‘llegaron llenos de alegría’.
Cuando nosotros hacemos así, el corazón se llena de alegría. Y esta expresión me hace pensar a la alegría de la Iglesia cuando sus hijos reciben la Buena Noticia, gracias a la dedicación de tantos hombres y mujeres que diariamente anuncian en Evangelio: los sacerdotes, aquellos buenos párrocos que todos conocemos, las monjas , misioneros, misioneras… Y me pregunto, escuchen la pregunta: ¿Cuántos de los jóvenes que ahora está aquí presentes en la plaza sienten la llamada del Señor para seguirlo?
¡No tengan miedo! Sean valientes y lleven a los demás esta llama del celo apostólico que nos ha sido dada por estos discípulos ejemplares.
Recemos al Señor, por la intercesión de la Virgen María, para en la Iglesia no falten nunca corazones generosos, que trabajen para llevar a todos el amor y la ternura del Padre celeste”.
El Santo Padre reza la oración del ángelus y después dirige las siguientes palabras:
“Queridos hermanos y hermanas, expreso mi cercanía a los familiares de las víctimas y de los heridos del atentado que se registró ayer en Daca. Y también ante el sucedido en Bagdad. Recemos juntos por ellos, por los difuntos y pidamos al Señor que convierta el corazón de los violentos enceguecidos por el odio.
(El Papa reza) Dios te Salve María…
Saludo a todos los fieles de Roma y peregrinos que llegaron de Italia y de diversos países. En particular al grupo de Bérgamo guiado por su obispo. Los bergamascos no han ahorrado para el cartel, ¡se ve bien! Y a los de Braganca-Miranda (Portugal); a las monjas Misioneras del Sagrado Corazón que vinieron desde Corea con algunos fieles; a los jóvenes de Ibiza que se preparan para la Confirmación;y al grupo de peregrinos venezolanos. Quiero saludar también a mis compatriotas de La Rioja, de Chilecito: ¡se ve bien la bandera allí!
Saludo a algunas peregrinaciones especiales, en el signo de la misericordia: el de los fieles de Ascoli Piceno, que llegaron a pié a lo largo de la antigua vía Salaria; el de los socios de la Federación italiana de turismo equestra, que vinieron a caballo, incluso algunos desde Cracovia; a los que vinieron en bicicleta y motocicleta desde Cardito (Nápoles).
Saludo al concluir, a la Asociación “Bricciole di speranza di Carla Zichetti, la familia Camiliana laica, la escuela jardín de Verdellino, a los jóvnes dde Albino y Desenzano, y a los de Sassari.
(Texto completo traducido desde el audio por ZENIT)