El Papa envía un mensaje a los participantes del Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular de Sevilla (España) y les recuerda que las Hermandades, al ser una manifestación pública de fe, tienen un papel fundamental en llevar a Cristo a las calles, especialmente durante las procesiones.
Ciudad del Vaticano, 4 de diciembre 2024.- “La belleza de Cristo nos convoca, nos llama a ser hermanos y nos impulsa a sacar a Cristo a la calle, a llevarlo al pueblo, para que todos puedan contemplar su hermosura”. El Papa Francisco ha hablado del profundo significado de las procesiones, en las que, a través del testimonio de fe y la unidad de los hermanos, se manifiesta un pueblo en camino hacia Dios. Y no solo, también invita a todos los participantes del Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular de Sevilla a contemplar su hermosura a través de la oración silenciosa y el fervor compartido en las procesiones.
Transmisión de fe de generación en generación
Francisco después señala que la vida cristiana es un peregrinaje y una continua «estación de penitencia», en la que la fe se transmite de generación en generación, especialmente en el contexto familiar y de hermandades: “Qué entrañable ver a los niños con sus trajes de niño, haciendo los trabajos de niños: llevar el agua, las cestas del incienso, sintiéndose importantes en lo que hacen, y a la vez anhelando poder crecer, y vestir el traje de los grandes, para poder cargar la cruz, para poder ponerse bajo el manto de su Santísima Madre”.
El Papa Francisco expresa su profunda admiración por el fervor y el amor con el que los miembros de las hermandades viven su fe y destaca la belleza del cortejo acompasado por una oración silenciosa, que, con su ritmo solemne, llega a sobrecoger el corazón de quienes lo presencian: “Sea que uno cargue, o que simplemente acompañe, que lleve un hábito de penitencia, o un rosario, es el mismo fervor, el mismo amor, notas de una misma partitura que sólo juntas trazan un canto de alabanza”.
Chiflados de amor
Además, el Papa reflexiona sobre las lágrimas derramadas en esos momentos de devoción, afirmando que, aunque algunos pueden verlos como “chiflados de amor” en realidad es un amor profundo por Dios y por el prójimo: “Así seguramente les llaman muchos que los ven, pensando que no tiene sentido tal esfuerzo. Pero son locos de amor por Dios, tanto de tocar el corazón de su pueblo, para llevarlos a Dios”.
Invitación al compromiso laical para transformar el mundo
Por último, el Papa Francisco recuerda a las hermandades que el verdadero amor se expresa tanto en la devoción pública como en la acción social de la Iglesia e invita al compromiso laical para transformar el mundo: ““Cargar” el paso del Cristo en la procesión, cargar cada día con la cruz que el Señor nos propone o cargar sobre nuestros hombros al hermano que encontrarnos postrado en el camino, como lo haría el Buen Pastor, es el mismo amor, es la misma caridad escondida que encontramos en el Sagrario de la Santa Iglesia Catedral”.
MIREIA BONILLA