Durante el ángelus ha criticado «la dictadura del hacer», la prisa y los horarios laborales que impiden a las familias compartir su tiempo.
22 de julio 2024.- Con temperaturas de más de 37 grados a la sombra, y un pavimento recalentado que rezuma cerca de 50, era de muy valientes estar este domingo en la plaza de San Pedro. Pese a todo, ha habido miles de fieles y peregrinos que no han querido perderse la cita semanal con el Papa Francisco, especialmente, si tenemos en cuenta que durante julio no hay audiencia general.
Este domingo, el Santo Padre ha querido reivindicar el descanso y el tiempo libre como dos aspectos que permiten al creyente acercarse a Dios y tener compasión por los demás. Para explicarlo, ha echado mano del relato evangélico de san Marcos en el que narra que los apóstoles, al regresar de la misión, contaron a Jesús lo que habían hecho y este les invitó a descansar. Al mismo tiempo, la fama de Cristo crecía y cada vez más personas les seguían. Jesús se compadecía de estas muchedumbres y compartía con ellos sus enseñanzas.
Pareciera a priori que son dos cosas que no tienen mucho que ver, pero el Papa ha aclarado que sí, que es necesario detenerse para no caer en el activismo y, en consecuencia, «estar demasiado preocupados por las cosas que hacer y por los resultados». Es decir, perder de vista lo esencial, como la compasión hacia los demás.
Actuando así, ha explicado Francisco, nos arriesgamos «a acabar con nuestras energías y caer en el cansancio del cuerpo y del espíritu».
La dictadura del hacer
«Es una advertencia importante para nuestra vida, para nuestra sociedad a menudo prisionera de la prisa, pero también para la Iglesia y para el servicio pastoral: ¡estemos atentos a la dictadura del hacer!», ha dicho.
El Pontífice ha puesto un ejemplo de lo que hace esta dictadura del hacer en las familias. «Esto puede suceder por necesidad en las familias, cuando por ejemplo, el padre para ganarse el pan se ve obligado a ausentarse por trabajo sacrificando así el tiempo que dedicar a la familia. Muchas veces salen pronto por la mañana, cuando los niños están todavía durmiendo, y vuelven tarde cuando ya están en la cama. Esta es una injusticia social», ha clamado.
Ha subrayado que es necesario que los padres y las madres tengan tiempo para compartir con sus hijos y ha invitado a pensar en soluciones para las familias que se ven obligadas a vivir así por motivos laborales.
Francisco ha insistido en que descansar no es escaparse del mundo, sino liberar al corazón del ansia de hacer. Así, «solo si aprendemos a descansar podemos tener compasión».
Por último, ha invitado a cada uno a que se tome una pausa durante la jornada para estar con el Señor y dejar de vivir sumidos en la prisa, a encontrar «un poco de “desierto” interior en medio del ruido y a las actividades de cada día».
Una tregua olímpica
Tras la oración mariana, Francisco ha reiterado su llamamiento a que se ponga en marcha una tregua olímpica con motivo de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París que comienzan el próximo 26 de julio. Ha deseado que el evento sea «un símbolo del mundo inclusivo que queremos construir y que los atletas con su testimonio deportivo sean mensajeros de paz y válidos modelos para los jóvenes en concreto».
Un domingo más ha implorado paz para Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar y otros países en guerra. «No lo olvidemos, no lo olvidemos, la guerra es una derrota», ha concluido el Pontífice.
ÁNGELES CONDE MIR
Alfa y Omega
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