Ciudad del Vaticano, (VIS).-El Santo Padre recibió el pasado 5 de diciembre a los miembros de la Comisión Teológica Internacional (CIT) que preside el cardenal Gerhard L. Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. La Comisión nació poco después del Concilio Vaticano II a petición del Sínodo de los Obispos para que la Santa Sede se avalase más fácilmente de la reflexión de los teólogos procedentes de todo el mundo. Su misión es estudiar los problemas doctrinas de gran importancia, especialmente los que presentan aspectos nuevos y, de esa forma, brindar su ayuda al Magisterio de la Iglesia.
Esa misión, como recordó Francisco, presupone no solo competencias intelectuales sino también disposiciones espirituales, entre las cuales el Papa dedicó una atención particular a la escucha. Citando el texto bíblico de Ezequiel :»Hijo del hombre -dijo el Señor al profeta- todas las palabras que te digo escúchalas con los oídos y acógelas en el corazón», subrayó que »el teólogo es, ante todo, un creyente que escucha la Palabra del Dios vivo y la acoge en el corazón y en la mente… pero también tiene que ponerse humildemente a la escucha de lo que el Espíritu dice a las Iglesias a través las diversas manifestaciones de la fe vivida por el Pueblo de Dios».
Efectivamente esa actitud la recordaba el reciente documento de la CIT sobre »El sensus fidei en la vida de la Iglesia». De ahí que »el teólogo junto con todo el pueblo cristiano abre los ojos y los oídos a los signos de los tiempos» y este llamado a »auscultar, discernir e interpretar, con la ayuda del Espíritu Santo, las múltiples voces de nuestro tiempo y valorarlas a la luz de la palabra divina, a fin de que la Verdad revelada pueda ser mejor percibida, mejor entendida y expresada en forma más adecuada».
En esa óptica, el Papa manifestó su agrado porque en la composición cada vez más diversificada de la Comisión ha aumentado la presencia de las mujeres; »una presencia que es una invitación a reflexionar sobre el papel que las mujeres pueden y deben ocupar en el campo de la teología» y de la aportación que brindan a »la inteligencia de la fe».
Otra característica de ese organismo es el carácter internacional que refleja »la catolicidad de la Iglesia». Por eso »la diversidad de puntos de vista debe enriquecer la catolicidad sin perjudicar la unidad» ya que »la unidad de los teólogos católicos nace de su referencia común a una sola fe en Cristo y se nutre de la diversidad de los dones del Espíritu Santo. »A partir de ese fundamento y de un sano pluralismo -subrayó Francisco- los varios enfoques teológicos desarrollados en contextos culturales diferentes y con diversos métodos utilizados, no pueden ignorarse los unos a los otros, sino que tendrían que enriquecerse y corregirse recíprocamente en el diálogo teológico».
Francisco recordó que la Virgen es »maestra de la verdadera teología» porque como testigo privilegiado de los grandes eventos de la historia de la salvación »custodiaba todas las cosas meditándolas en su corazón». »Bajo la guía del Espíritu Santo y con todos los recursos de su genio femenino -dijo- no dejó nunca de entrar cada vez más en toda la verdad. María es así icono de la Iglesia que, en la impaciente espera de su Señor progresa, día tras día, en la inteligencia de la fe, también gracias al trabajo paciente de los teólogos y las teólogas».