Francisco se encuentra por tercera vez con Oscar Camps, director de Pro Activa Open Arms. Según datos de Unicef hechos públicos, al menos 150 niños han muerto ahogados en el Mediterráneo tratando de llegar a Italia en lo que va de 2017
El Papa recibió el sábado 22 en audiencia privada a Oscar Camps, director de Pro Activa Open Arms, la ONG que se dedica a rescatar y ofrecer primeros auxilios a los refugiados que llegan hasta la isla de Lesbos en Grecia.
Será la tercera vez que Francisco se reúna con Camps, quien ha asegurado que la «actitud solidaria» del Pontífice «avergonzó a Europa» durante su visita a Lesbos. A los líderes europeos «les dejó con la boca abierta al traerse a varias familias», afirma, destacando el contraste entre esta actitud y la política europea de cierre de fronteras.
El 25 de mayo, los cooperantes de la ONG entregaron en mano al Papa el chaleco salvavidas de una refugiada siria de seis años que murió en su travesía hacia la isla griega huyendo de la guerra. También le dejaron una carta en la que narraban sus experiencias asistiendo a los refugiados que llegan a Lesbos.
Por todo ello, el director de Pro Activa Open Arms considera al Obispo de Roma un «gran apoyo institucional», en contraste con lo que califica como un «plan de desprestigio» orquestado desde la agencia europea de control de las fronteras exteriores, Frontex.
Oscar Camps se refería en concreto a las acusaciones del director ejecutivo de Frontex, Fabrice Leggeri, quien ha asegurado en declaraciones al Financial Times (FT) que las ONG que trabajan en el Mediterráneo están en contacto con los traficantes de personas para hacer llegar más refugiados a Europa.
«La estrategia de Frontex –responde Camps– es poner en duda nuestra capacidad legal para hacer lo que estamos haciendo y desacreditarnos. Así poco a poco los donantes tendrán miedo progresivamente de donar dinero a las personas investigadas», ha dicho en rueda de prensa.
«Nuestra misión es que la gente no muera en el mar», añadía. «No somos ni la causa ni el problema. Somos solo la respuesta».
Por otro parte, a juicio del responsable de la ONG cuesta comprender cómo es posible que el Mediterráneo sea el mar «más militarizado del mundo» y «observado por drones», pero pueda «hundirse una barca» sin que nadie la encuentre».
Más de 150 niños ahogados en 2017
Por otro lado, según estimaciones de Unicef hechas públicas el viernes 21, más de 150 niños han muerto intentando cruzar el Mediterráneo desde el norte de África hacia Italia a lo largo de 2017. El director regional y coordinador especial para los refugiados y la crisis migratoria de Europa, Afshan Khan, matiza sin embargo que es imposible determinar el número exacto de defunciones debido a que muchos de los niños emprenden la travesía solos y por lo tanto nadie denuncia sus muertes.
«Es sumamente preocupante que personas vulnerables, incluidos decenas de miles de niños, estén poniendo en riesgo sus vidas para llegar a Europa a través de rutas increíblemente peligrosas», dijo Khan, para quien «esta es una evidencia más de que cuando las vías seguras y legales para migrar se cortan, familias y niños desesperados van a hacer cualquier cosa para huir del conflicto, la pobreza y la depravación».
Desde el 1 de enero de 2017, casi 37.000 refugiados e inmigrantes, de los cuales el 13 % son niños, han llegado a Italia por vía marítima a través del Mediterráneo Central, lo que supone un aumento del 42% en comparación con el mismo período de 2016. Esta subida se produce a pesar de los graves riesgos que implica viajar por una de las rutas de migración más peligrosas del mundo. Al menos 849 personas se han perecido en el mar a lo largo de la ruta desde enero.
En los últimos días, y con la mejora de las temperaturas, ha aumentado el número de refugiados e inmigrantes que intentan cruzar las aguas del Mediterráneo. Solo durante el último fin de semana más de 8.300 personas fueron rescatadas de las aguas entre Libia e Italia.
El número de niños no acompañados o separados de sus familias que arriesgan sus vidas en el Mediterráneo también ha aumentado drásticamente: 1.875 niños llegaron a Italia en enero y febrero de 2017, un 40 por ciento más con respecto a la misma etapa de 2016.
Europa Press/Alfa y Omega