Francisco recibe a empresarios, directivos de empresas y banqueros de todo el mundo, unidos en una red que vive los principios de Laudato si’. Les recuerda la importancia de sus propias funciones: «Las grandes empresas condicionan el destino de los gobiernos, de las políticas, del desarrollo». Destaca el llamamiento del Pontífice a cuidar el medio ambiente anticipando la «innovación» ante la lentitud de las leyes de los Estados y a cuidar a los jóvenes.
Ciudad del Vaticano, 15 de junio 2024.- Piensa en los pobres, descartados y a menudo incluso «reciclados», tratados como si la pobreza misma fuera una «culpa», y pide ir más allá de la mera filantropía para incluirlos en cambio en las empresas, de modo que se conviertan en recursos. A continuación, hace un llamamiento para que se acoja «generosamente» a los jóvenes, también tan a menudo marginados del mundo laboral, aunque carezcan de la experiencia y las competencias necesarias. Por último, pide que se aceleren los procesos de «innovación» para el cuidado de la Casa Común, en medio de la grave crisis actual, ante la cual «ya no basta con respetar las leyes de los Estados, que proceden con demasiada lentitud».
Estas son las tres directrices que Francisco indicó a un grupo de empresarios, directivos de empresas y negocios, colaboradores de bancos, procedentes de todo el mundo, recibidos esta mañana, 15 de junio, en audiencia en el Palacio Apostólico Vaticano. Son miembros de una red que busca vivir los principios de la encíclica Laudato si’, la Iniciativa de Mercados Sostenibles, un proyecto lanzado en 2020 por el rey Carlos III, entonces príncipe de Gales, en la reunión anual del Foro Económico Mundial de Davos. El objetivo de esta iniciativa es reunir a las mejores organizaciones de la industria y los servicios financieros para alcanzar los objetivos mundiales en materia de clima, biodiversidad y desarrollo sostenible, y hacerlo junto con los gobiernos.
El impacto del poder económico en la vida social y política
Por otra parte, como dice el propio Papa en su discurso, «el poder económico está entrelazado con el poder político». En efecto, las funciones de los empresarios y de los directores generales repercuten en la vida «no sólo económica, sino también social y política», así como «en la dinámica de las relaciones internacionales».
«Por tanto, uno se encuentra tomando decisiones que repercuten en miles y miles de trabajadores e inversores, y cada vez más a escala mundial».
Responsabilidad por los efectos de las propias decisiones
«Las grandes empresas, de hecho, además de las opciones de consumo, ahorro y producción, condicionan también el destino de los gobiernos, las políticas públicas nacionales e internacionales y la sostenibilidad del desarrollo», subraya el Papa. Por ello, invita a tomar conciencia y a mirar «críticamente, con discernimiento» esta realidad, «para que podáis ejercer plenamente la responsabilidad de los efectos, directos e indirectos, de vuestras elecciones». Porque «hoy, más que nunca, la economía es más grande que la economía».
“Pero me parece que esto ya lo realizó un tal Jesús, ¿no?”
Los pobres se convierten en recursos
A este respecto, Francisco nos pide que no olvidemos a los «más pobres», a los «descartados» de hoy. Si de hecho hemos aprendido a reciclar materiales y materias, «todavía no hemos aprendido -permítaseme la expresión- a ‘reciclar’ y a no descartar a las personas, a los trabajadores, especialmente a los más frágiles, para quienes a menudo prevalece la cultura del descarte», dice el Pontífice. Luego nos invita a «desconfiar» de esa «meritocracia» utilizada «para legitimar la exclusión de los pobres, juzgados demeritorios, hasta el punto de considerar la pobreza misma como una falta».
No hay que contentarse con un poco de filantropía, es demasiado poco: el reto es incluir a los pobres en las empresas, hacer que se conviertan en recursos para el beneficio común. Es posible.
Por eso, el Papa comparte el «sueño» de «un mundo en el que los descartados puedan convertirse en protagonistas del cambio». «Pero me parece que esto ya lo realizó un tal Jesús, ¿no?», dice.
“Ningún trabajo se aprende sin la «hospitalidad de empresa», que significa acoger generosamente a los jóvenes aunque no tengan la experiencia y las competencias requeridas, porque todo trabajo sólo se aprende trabajando.”
Generoso con los jóvenes
Entre los pobres y descartados «de nuestro tiempo» Jorge Mario Bergoglio incluye también a los jóvenes: «Pobres de recursos, de oportunidades y de futuro». Esto, paradójicamente, sucede «tanto donde hay muchos, pero faltan los medios, como donde son cada vez más pocos», como por ejemplo en Italia, donde «no hay nacimientos» pero «los medios estarían», observa el Papa. A continuación, lanza un llamamiento a los presidentes y directivos para que «acojan a los jóvenes en sus empresas, adelantándoles el futuro para que toda una generación no pierda la esperanza».
Innovación en el cuidado de la Casa Común
Por último, el Papa recomienda un cuidado especial del medio ambiente y de la tierra, en este tiempo de «grave crisis ambiental» que depende de muchos factores, entre ellos «las opciones económicas y empresariales de ayer y de hoy». «Ya no basta con cumplir las leyes de los Estados, que proceden con demasiada lentitud: es necesario innovar anticipando el futuro, con opciones valientes y clarividentes que puedan ser imitadas», subraya Francisco.
«La innovación del empresario de hoy debe ser ante todo innovación en el cuidado de la Casa Común».
SALVATORE CERNUZIO