El Papa Francisco ha pedido «ayudas eficaces» para acabar con el hambre, «y no meros propósitos o convenios» o «pomposas declaraciones», y ha instado a «acallar las armas y su pernicioso comercio». Lo ha hecho en el discurso enviado para la celebración anual de la Jornada Mundial de la Alimentación que se celebra en la FAO.
Leído por el Observador Permanente de la Santa Sede ante este la FAO, el español monseñor Fernando Chica, el Papa Francisco ha destacado en su discurso que «los pobres aguardan de nosotros una ayuda eficaz que los saque de su postración». No «meros propósitos, o convenios que, tras estudiar detalladamente las raíces de su miseria, den como fruto únicamente solemnes eventos, compromisos que nunca llegan a materializarse o vistosas publicaciones destinadas solo a engrosar catálogos de bibliotecas».
Francisco ha destacado que, por desgracia, siguen aumentando las personas «que no tienen nada, o casi nada, que llevarse a la boca» y que «la solidaridad internacional parece enfriarse». Motivo por el que ha instado, en especial a «la FAO, sus Estados miembros, los organismos e instituciones nacionales e internacionales, la sociedad civil y cuantas personas haya de buena voluntad» a redoblar el «ardor para que a nadie falte el alimento necesario, ni en cantidad ni en calidad».
Para ello, ha exhortado a adoptar políticas de cooperación al desarrollo orientadas hacia las necesidades concretas de las personas que viven en la calle, hacia los niveles de producción agrícola, hacia el acceso al mercado de alimentos y hacia «el reconocimiento de que, a la hora de tomar decisiones, los países son iguales en dignidad».
Ausencia de vigor de los responsables políticos
No serán «las pomposas declaraciones las que extirpen definitivamente esta lacra», ha admitido, sino que la lucha contra el hambre «reclama una generosa financiación, la abolición de las barreras comerciales y, sobre todo, el incremento de la resiliencia frente al cambio climático, las crisis económicas y los conflictos bélicos».
Y ha criticado, además, «la ausencia de vigor de los responsables políticos, muchas veces sumergidos únicamente en intereses electorales o atenazados por miradas sesgadas, perentorias o reducidas. Falta realmente voluntad política».
Ha pedido a los presentes que no olviden que el drama del hambre esconde «la extrema desigualdad, la mala distribución de los recursos del planeta, las consecuencias del cambio climático o los interminables y sangrientos conflictos que arrasan muchas regiones». Por eso, «es necesario aumentar los fondos destinados al fomento de la paz y el desarrollo de los pueblos», y poner fin «a las armas y su pernicioso comercio».
Alfa y Omega/Agencias
Imagen: Fernando Chica leyendo el mensaje del Papa
(Foto: FAO/Giuseppe Carotenuto)