El Santo Padre envía un mensaje a los participantes en la 47ª sesión del Consejo de Gobernadores del Fondo Internacional del Desarrollo Agrícola, que se realiza del 14 al 15 de febrero en la sede del organismo en Roma, y les pide que sus propuestas y acciones reflejen los valores universales de la justicia, la solidaridad y la compasión.
Ciudad del Vaticano, 14 de febrero 2024.- En nuestro mundo, millones de personas son acosadas por el hambre, mientras que una gran insensibilidad se hace ver en el derroche de comida. Esta es la “dicotomía desgarradora” que el Papa denuncia en su mensaje al 47º Consejo de Gobernadores del Fondo Internacional del Desarrollo Agrícola. El evento se efectúa en Roma, en la sede de la entidad, del 14 al 15 de febrero.
El Santo Padre les envía un cordial saludo y les agradece “el compromiso, el tiempo y las energías que dedican a luchar por un mundo mejor, en el que nadie vea lesionada su dignidad y en donde la fraternidad llegue a ser una realidad, fuente de dicha y esperanza para todos”.
Al ampliar su reflexión sobre la dualidad que vive nuestra sociedad, el Pontífice asegura que “los alimentos que cada año se desperdician generan masas de gases con efecto invernadero, mientras un racionamiento correcto bastaría para alimentar a todos los que pasan hambre”.
Como ya ha expresado en otras ocasiones durante su Pontificado, Bergoglio resalta que atravesamos “tiempos de precariedad”. En este sentido, explica que “estamos llevando el mundo a límites peligrosos: el clima está cambiando, los recursos son expoliados; los conflictos y la crisis económica amenazan la subsistencia de millones de personas”.
Ante la crisis, evidencia que “las comunidades rurales son las primeras damnificadas, pues no cuentan con recursos para hacer frente a la situación producida por el cambio climático y las hostilidades, y se ven excluidas del acceso a la financiación”. Asimismo, hace notar que los pueblos indígenas “son víctimas de penalidades, privaciones y atropellos”, a pesar de que “sus conocimientos acerca de la gestión de los recursos naturales y su conexión con el entorno pueden ayudar a conservar la biodiversidad”.
Otro colectivo desatendido son las mujeres, a quienes Francisco define como “pilares de más de la mitad de los hogares que sufren inseguridad alimentaria en las zonas campesinas, donde además muchos jóvenes carecen de formación, recursos y oportunidades”. “La juventud, prosigue el Sucesor de Pedro, es el futuro de nuestras comunidades rurales y en ella reside un importante potencial de innovación y de cambio positivo”.
Según el Obispo de Roma, “esta realidad nos mueve a hacer frente a los problemas existentes, en particular, al hambre y a la miseria, no conformándonos con estrategias abstractas o compromisos inalcanzables, sino cultivando la esperanza que brota de una acción colectiva”. Por ende, el Santo Padre invita a colaborar en la construcción de un sistema agrícola y alimentario más integrador: “A ello contribuirán también los programas de investigación y tecnología que favorezcan una agricultura sostenible y respetuosa del medio ambiente».
Francisco recalca la importancia de “suprimir el dispendio de alimentos y abogar por una distribución equitativa de los recursos”. Luego, sostiene que “la sola inversión en trasporte y almacenamiento puede reducir las pérdidas de los pequeños agricultores, que producen un tercio de los alimentos que se consumen a diario”.
Su Santidad invoca la ayuda divina sobre todos los asistentes a la sesión, “para que la sabiduría, la empatía y un espíritu de leal cooperación y servicio guíen sus deliberaciones y se puedan eliminar las causas de la exclusión, la pobreza y la mala gestión de los recursos, además de los efectos de las crisis climáticas”. A su vez, les solicita que “sus propuestas y acciones reflejen los valores universales de la justicia, la solidaridad y la compasión, y sean orientadas al bien común y al trabajo por la paz y la amistad social, generando cambios en favor del desarrollo integral de la humanidad”.
SEBASTIÁN SANSÓN FERRARI