Francisco dirige un mensaje a los asistentes en el Vaticano a la Conferencia sobre la Declaración de Helsinki organizada, entre otros, por la Pontificia Academia para la Vida. «El papel central que debe tener la persona enferma aún no se ha hecho realidad. Debe ser continuamente salvaguardado y promovido en las nuevas circunstancias en las que se encuentra la medicina».
Ciudad del Vaticano, 19 de enero 2024.- «No podemos subordinar el cuidado a la mentalidad reductiva del mercado y de la tecnología». Así lo afirma el Papa Francisco en su mensaje dirigido a los participantes en la conferencia internacional: «La Declaración de Helsinki: la investigación en contextos de escasos recursos» que se clausura hoy en el Aula del Sínodo Antiguo del Vaticano, organizada por la Asociación Médica Mundial, junto con la Asociación Médica Americana y la Pontificia Academia para la Vida.
De la investigación sobre los pacientes a la investigación con los pacientes
Recordando cómo la Declaración, nacida en 1964, subraya la cuestión fundamental de la libertad y del consentimiento informado en la investigación clínica y aporta una contribución esencial para hacer posible la transición «de la investigación sobre los pacientes a la investigación con los pacientes», el Papa se centró en una situación que le preocupa:
La asimetría presente en la actual relación terapéutica es demasiado evidente, el papel central que debería tener el enfermo aún no se ha hecho realidad. Hay que salvaguardarlo y promoverlo continuamente en las nuevas circunstancias en las que se encuentra la medicina, que avanza cada vez más deprisa y que incluye nuevos recursos tecnológicos y farmacéuticos, intereses económicos y alianzas comerciales, y contextos culturales en los que es más fácil instrumentalizar a los demás para los propios fines.
Evitar las desigualdades en la atención sanitaria
Francisco se centra en los países de renta baja, que son los más vulnerables. Subraya la necesidad de garantizar la protección en las sociedades más expuestas. Y, citando el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2024, señala que «a nivel internacional, asistimos a numerosas injusticias que empujan a los países pobres a una posición de desventaja, en términos de acceso y utilización de los recursos disponibles, dejándolos a merced de sus propias fuerzas, a merced de los países más ricos y de las entidades industriales que -señala- parecen insensibles ante quienes no pueden hacerse valer, incluso cuando están en juego necesidades y derechos fundamentales». El Pontífice evoca también el papel de la Inteligencia Artificial y afirma:
‘Es muy importante evitar las desigualdades también en el campo de la asistencia sanitaria y de los cuidados clínicos y de la investigación clínica. No podemos subordinar el cuidado, que es la actitud esencial que permite el progreso de la vida humana a través de la entrega de una persona a otra, a las mentalidades reductivas del mercado y de la tecnología.
Respetar fraternalmente la sensibilidad cultural de los pueblos
El Papa pide soluciones concretas para que haya un equilibrio entre las posibilidades de la investigación y el bienestar de los pacientes, de modo que se distribuyan equitativamente los gastos ocasionados por la investigación y el acceso a los beneficios que de ella se derivan. A la luz de la experiencia de la pandemia, el Pontífice señala que «debemos promover un modo de pensar la comunidad internacional que esté realmente al servicio de la familia humana», en una perspectiva de amistad social y fraternidad.
[…] Respetar la libertad de las distintas comunidades implicadas significa también apreciar sus diferentes sensibilidades culturales, que no deben ser dañadas por modelos de conocimiento y prácticas sociales que no reconocen como propios. Así pues, nos enfrentamos a retos que plantean cuestiones de justicia global en la atención sanitaria.
ANTONELLA PALERMO
Vatican News
Imagen: Cercanía del Papa a los enfermos.
(Foto: ANSA)