En su diálogo con los periodistas en el vuelo de regreso de Mongolia, Francisco habló sobre el Sínodo, explicando que «no es un programa de televisión» ni una asamblea parlamentaria. El Pontífice explicó el significado de sus palabras a los jóvenes rusos, reiterando que se trataba de una invitación a no olvidar su gran herencia cultural.
Matteo Bruni
Gracias, Santidad, por estos días intensos de encuentro con este pequeño pueblo rico en cultura en una gran tierra, como usted la ha descrito; y también con una comunidad cristiana viva que da testimonio de su fe con frescura. Los periodistas han podido interesarse y conocer este lugar y todavía tienen algunas preguntas que querrían hacerle.
«Buenos días a todos y gracias por la compañía. Gracias por el trabajo que han realizado. Mostrando a través de los medios de comunicación también la cultura de este pueblo, la historia. Muchas gracias».
Jargalsaikhan Dambadarjaa (The Defacto Gazete)
Muchas gracias, Santidad, por su visita a Mongolia. Mi pregunta es: ¿cuál era su principal objetivo con esta visita y está satisfecho con el resultado obtenido?
Papa Francisco: «La idea de visitar Mongolia se me ocurrió pensando en la pequeña comunidad católica. Hago estos viajes para visitar comunidad católica y también para entrar en diálogo con la historia y la cultura del pueblo, con la mística propia de un pueblo. Es importante que la evangelización no se conciba como proselitismo. El proselitismo siempre restringe. El Papa Benedicto dijo que la fe no crece por proselitismo sino por atracción. El anuncio del Evangelio entra en diálogo con la cultura. Hay una evangelización de la cultura y también una inculturación del Evangelio. Porque los cristianos también expresan sus valores cristianos con la cultura de su propio pueblo. Esto es lo contrario de lo que sería una colonización religiosa. Para mí, el viaje era conocer a este pueblo, entrar en diálogo con este pueblo, recibir la cultura de este pueblo y acompañar a la Iglesia en su camino con mucho respeto por la cultura de este pueblo. Y estoy satisfecho del resultado”.
Ulambadrakh Markhaakhuu (ULS Suld Tv)
El actual conflicto de civilizaciones sólo puede resolverse mediante el diálogo, como ha dicho Su Santidad. ¿Puede Ulán Bator ofrecerse como plataforma para un diálogo internacional entre Europa y Asia?
Papa Francisco: «Creo que sí. Pero ustedes tienen una cosa muy interesante, que también fomenta este diálogo, y permítanme llamarla la ‘mística del tercer vecino’, que les hace seguir adelante en una política de tercer vecino. Piensa que Ulán Bator es la capital del país más alejado del mar, y podemos decir que su tierra está entre dos grandes potencias, Rusia y China. Y por eso su mística es intentar dialogar incluso con sus «terceros vecinos»: no por desprecio a estos dos, porque mantiene buenas relaciones con ambos, sino por un anhelo de universalidad, de mostrar sus valores al mundo entero, y también de recibir de los demás sus valores para poder dialogar. Es curioso que en la historia salir a buscar otras tierras, muchas veces se confundió con colonialismo, o entrar a dominar, siempre. En cambio ustedes, con esta mística del tercer vecino, tienen esta filosofía de salir a buscar para dialogar. Me ha gustado mucho esta expresión del tercer vecino. Es una riqueza suya».
Cristina Cabrejas (EFE)
Ayer envió usted un mensaje al pueblo chino y pidió a los católicos que sean buenos ciudadanos después de que las autoridades del país no permitieran a los obispos venir a Mongolia. ¿Cómo son las relaciones con China en estos momentos? ¿Y hay noticias sobre el viaje del cardenal Zuppi a Pekín y la misión a Ucrania?
Papa Francisco: «La misión del cardenal Zuppi es una misión de paz que yo le he asignado. Y ha hecho un plan para visitar Moscú, Kiev, Estados Unidos y también Pekín. El cardenal Zuppi es un hombre de gran diálogo y visión universal, tiene en su historia la experiencia del trabajo realizado en Mozambique en la búsqueda de la paz y por eso le he enviado. Las relaciones con China son muy respetuosas, muy respetuosas. Personalmente tengo una gran admiración por el pueblo chino, los canales son muy abiertos, para el nombramiento de obispos hay una comisión que trabaja desde hace tiempo con el gobierno chino y el Vaticano, luego hay muchos o mejor dicho hay algunos sacerdotes católicos o intelectuales católicos que son invitados a menudo a las universidades chinas a dar cursos. Creo que debemos avanzar en el aspecto religioso para entendernos mejor y que los ciudadanos chinos no piensen que la Iglesia no acepta su cultura y sus valores y que la Iglesia depende de otra potencia extranjera. La comisión presidida por el cardenal Parolin está haciendo bien este camino amistoso: están haciendo un buen trabajo, también por parte de China, las relaciones están en marcha. Siento un gran respeto por el pueblo chino.
Gerard O’Connell (America Magazine)
Santidad, las relaciones entre Vietnam y la Santa Sede son muy positivas en este momento, han dado un notable paso adelante recientemente. Muchos católicos vietnamitas le piden que les visite, como hizo en Mongolia. ¿Existe ahora la posibilidad de visitar Vietnam, hay alguna invitación del gobierno? ¿Y qué otros viajes tiene programados?
Papa Francisco: «Vietnam es una de las experiencias de diálogo más hermosas que ha tenido la Iglesia en los últimos tiempos. Yo diría que es como una simpatía en el diálogo. Ambas partes han tenido la buena voluntad de entenderse y buscar caminos, ha habido problemas, pero en Vietnam veo que tarde o temprano los problemas se superan. Hace poco hemos hablado libremente con el Presidente de Vietnam. Soy muy positivo respecto a las relaciones con Vietnam, desde hace años se trabaja bien. Recuerdo que hace cuatro años vino a visitarnos un grupo de parlamentarios vietnamitas: mantuvimos con ellos un diálogo agradable, muy respetuoso. Cuando una cultura es abierta, existe la posibilidad de dialogar; si hay cerrazón o recelo, el diálogo es muy difícil. Con Vietnam, el diálogo es abierto, con sus más y sus menos, pero es abierto y avanzamos lentamente. Ha habido algunos problemas, pero se han resuelto. En cuanto al viaje a Vietnam, si no voy yo, seguro que irá Juan XXIV.. Es seguro que irá, porque es una tierra que merece ir, que tiene mi simpatía. Sobre los otros viajes está Marsella y luego hay alguno en un pequeño país de Europa y estamos viendo si podemos hacerlo pero, te digo la verdad, para mí ahora hacer un viaje no es tan fácil como al principio, hay limitaciones para caminar y esto limita, pero ya veremos».
Fausto Gasparroni (ANSA)
Santidad, sus declaraciones a los jóvenes católicos rusos sobre la gran madre Rusia, la herencia de figuras como Pedro el Grande y Catalina II, han suscitado recientemente un debate. Son declaraciones que -digámoslo así- han irritado mucho a los ucranianos, han tenido también consecuencias en el ámbito diplomático y se han visto en cierto modo casi como una exaltación del imperialismo ruso y una especie de aval a la política de Putin. A usted, quería preguntarle, ¿por qué sintió la necesidad de hacer estas afirmaciones, si consideró hacerlas, si las repetiría; y también, en aras de la claridad, si podría decirnos qué piensa de los imperialismos y, en particular, del imperialismo ruso?
Papa Francisco: «Pongámosla en su sitio: un diálogo con los jóvenes rusos. Y al final del diálogo les di un mensaje, un mensaje que siempre repito: que se hagan cargo de su herencia. Primer punto: que se hagan cargo de su herencia. Lo mismo digo en todas partes. E incluso con esta visión trato de hacer el diálogo entre abuelos y nietos: que los nietos se hagan cargo de la herencia. Esto lo digo en todas partes y este ha sido el mensaje. Un segundo paso, hacer explícita la herencia: dije de hecho la idea de la gran Rusia, porque la herencia rusa es muy buena, es muy hermosa. Piensen en el campo de la literatura, en el campo de la música, hasta un Dostoevskij que hoy nos habla de humanismo maduro; ha asumido este humanismo, que se ha desarrollado, en el arte y en la literatura. Este sería un segundo plano, desde que hablé de la herencia, ¿no? El tercero, quizás no del todo correcto, pero hablando de la gran Rusia en el sentido quizás no tanto geográfico, sino cultural, me acordaba de lo que nos enseñaban en la escuela: Pedro I, Catalina II. Y llegó este tercer (elemento, ndr), que quizá no sea del todo correcto. No lo sé. Que nos lo digan los historiadores. Pero fue un añadido que se me ocurrió porque lo había estudiado en la escuela. Lo que les dije a los jóvenes rusos es que se hicieran cargo de su propia herencia, que tomaran su propia herencia, lo que significa no comprarla en otra parte. Tomen su propia herencia. Y qué legado ha dado la gran Rusia: la cultura rusa es de una belleza, de una profundidad muy grande; y no debería borrarse por problemas políticos. En Rusia ha habido años oscuros, pero la herencia siempre ha permanecido así, a la mano. Luego usted habla de imperialismo. Y yo no estaba pensando en imperialismo cuando dije eso, estaba hablando de cultura, y la transmisión de la cultura nunca es imperial, nunca; siempre es diálogo, y estaba hablando de eso. Es cierto que hay imperialismos que quieren imponer su ideología. Me detendré aquí: cuando la cultura se destila y se convierte en ideología, ése es el veneno. Se utiliza la cultura, pero destilada en ideología. Esto hay que distinguirlo, cuando es la cultura de un pueblo y cuando son las ideologías que luego surgen para algún filósofo, algún político de ese pueblo. Y esto lo digo para todos, incluso para la Iglesia. Muchas veces se ponen ideologías dentro de la Iglesia, que alejan a la Iglesia de la vida que viene de la raíz y va hacia arriba; alejan a la Iglesia de la influencia del Espíritu Santo. Una ideología es incapaz de encarnarse, es sólo una idea. Pero la ideología, al tomar fuerza y convertirse en política, suele convertirse en dictadura, ¿no?, se vuelve incapaz de dialogar, de avanzar con las culturas. Y los imperialismos hacen esto. El imperialismo siempre se consolida sobre la base de una ideología. También en la Iglesia hay que distinguir entre doctrina e ideología: la verdadera doctrina nunca es ideológica, nunca; está enraizada en el pueblo santo y fiel de Dios; en cambio la ideología está desvinculada de la realidad, desvinculada del pueblo… No sé si he respondido.
Robert Messner (DPA)
Buenos días. Una pregunta sobre su actualización de Laudato si’. ¿Puede entenderse como una muestra de solidaridad para los activistas medioambientales como la «Última Generación», estos que hacen protestas espectaculares? ¿Quizás haya también un mensaje en esta actualización para los jóvenes activistas que salen a la calle?
Papa Francisco: «Un poco en general: yo no voy con estos extremistas. Pero los jóvenes están preocupados. Un buen científico italiano – tuvimos una reunión en la Academia – dio un buen discurso y terminó así: «No me gustaría que mi nieta, que nació ayer, viviera en un mundo tan feo dentro de treinta años». Los jóvenes piensan en el futuro. Y en ese sentido me gusta que luchen bien. Pero cuando la ideología o la presión política tienen algo que ver, no va. Mi Exhortación Apostólica saldrá el día de San Francisco, el 4 de octubre, y es una revisión de lo que ha pasado desde la COP de París, que ha sido quizá la más fructífera, hasta hoy. Hay algunas novedades sobre algunas COP y algunas cosas que todavía no se han resuelto y hay urgencia por resolverlas. No es tan grande como Laudato si’, pero está haciendo avanzar a Laudato si’ hacia cosas nuevas.
Etienne Loraillère (KTO Tv)
Usted desea una Iglesia sinodal, en Mongolia y en el mundo. La asamblea de octubre ya es fruto del trabajo del pueblo de Dios. ¿Cómo será posible implicar a los bautizados de todo el mundo en esta etapa? ¿Cómo se evitará la polarización ideológica? Y, los participantes ¿podrán hablar y compartir públicamente lo que están viviendo, para que podamos caminar con ellos? ¿O todo el proceso será secreto?
Papa Francisco: «Usted ha hablado de evitar las presiones ideológicas. En el Sínodo no hay lugar para la ideología, es otra dinámica. El Sínodo es diálogo, entre bautizados, entre miembros de la Iglesia, sobre la vida de la Iglesia, sobre el diálogo con el mundo, sobre los problemas que afectan hoy a la humanidad. Pero cuando se piensa (en tomar ndr) un camino ideológico, el Sínodo se acaba. En el Sínodo no hay lugar para la ideología, hay lugar para el diálogo. Para confrontarnos, entre hermanos, y confrontar la doctrina de la Iglesia. Seguir adelante. Luego quiero subrayar que la sinodalidad no es un invento mío: fue de San Pablo VI. Cuando terminó el Concilio Vaticano II se dio cuenta de que en Occidente la Iglesia había perdido la dimensión sinodal; la Iglesia de Oriente la tiene. Por eso creó la Secretaría del Sínodo de los Obispos, que en estos sesenta años ha llevado adelante la reflexión de manera sinodal, con un progreso continuo, avanzando. Cuando se cumplieron cincuenta años de esta decisión de san Pablo VI firmé y publiqué un documento sobre lo que es el Sínodo, sobre lo que ha ido adelante. Y ahora ha avanzado, ha madurado más, y por eso me pareció muy bien tener un Sínodo sobre la sinodalidad, que no es una moda, es una cosa antigua, la Iglesia de Oriente la ha tenido siempre. Pero como vivir la sinodalidad y vivirla como cristiano y, como decía antes, sin caer en ideologías. El proceso de la asamblea: hay una cosa que debemos cuidar, el ambiente sinodal. Esto no es un programa de televisión en el que hablamos de todo. No. Hay un momento religioso, hay un momento de intercambio religioso. Piensa que en las introducciones sinodales hablarán de tres a cuatro minutos cada uno, tres (intervenciones, ndr) y luego habrá de tres a cuatro minutos de silencio para la oración. Luego otros tres, y oración. Sin este espíritu de oración no hay sinodalidad, es política, es parlamentarismo. El Sínodo no es un parlamento. Sobre el secreto: hay un departamento dirigido por el doctor Ruffini, que está aquí, y que hará los comunicados de prensa sobre la marcha del Sínodo. En un Sínodo hay que guardar la religiosidad y guardar la libertad de las personas que hablan. Por eso habrá una comisión, presidida por el Dr. Ruffini, que se encargará de informar sobre la marcha del Sínodo.
Antonio Pelayo (Vida Nueva)
Santo Padre, usted acaba de hablar del Sínodo y todos estamos de acuerdo con usted en que este Sínodo despierta mucha curiosidad e interés. Desgraciadamente, también despierta muchas críticas procedentes de círculos católicos. Quiero referirme a un libro prologado por el cardenal Burke que dice que el Sínodo es la caja de Pandora de la que saldrán todas las calamidades para la Iglesia. ¿Qué opina de esta postura? ¿Cree que será superada por la realidad o que condicionará el Sínodo?
Papa Francisco: No sé si lo he dicho alguna vez. Hace unos meses llamé a una carmelita. «¿Cómo están las monjas, Madre Superiora?». Era un Carmelo no italiano. Y me contestó la priora. Y al final me dice: «Santidad. Tenemos miedo con el Sínodo». «Pero ¿qué pasa? – le digo bromeando- ¿queréis enviar a una monja al Sínodo?». «No, tenemos miedo de que nos cambie la doctrina». Y esto es lo que tú dices: existe esta idea… Pero si vas a la raíz de estas ideas encontrarás ideologías. Siempre, cuando en la Iglesia se quiere desprender el camino de la comunión, lo que siempre se desprende es la ideología. Y acusan a la Iglesia de esto o de lo otro, pero nunca la acusan de lo que es verdad: pecadora. Nunca dicen pecadora… Defienden una doctrina entre comillas, que es una doctrina como el agua destilada, no tiene sabor a nada y no es la verdadera doctrina católica que está en el Credo. Y eso tantas veces escandaliza; como escandaliza la idea de que Dios se hizo carne, de que Dios se hizo Hombre, de que la Virgen conservó su virginidad. Eso escandaliza.
Cindy Wooden (CNS)
Buenos días, Santidad, quisiera continuar con la pregunta de mi colega francés sobre el Sínodo y la información. Muchos fieles laicos han dedicado mucho tiempo, han rezado, se han implicado hablando, escuchando. Quieren saber lo que ocurre durante el Sínodo, la asamblea. Y usted ha hablado de su experiencia del Sínodo sobre los religiosos, durante el cual algunos del Sínodo habían dicho «no pongas esto», «no puedes decir esto…». Los periodistas ni siquiera tenemos acceso a la asamblea y a las sesiones generales, ¿cómo podemos estar seguros de que lo que se nos da como “pappa” (papilla) es verdad? ¿No hay posibilidad de ser un poco más abiertos con los periodistas?
Papa Francisco: Pero muy abierto, querida, ¡está bien abierto! Hay una comisión presidida por Ruffini que dará las noticias todos los días, pero más abierto no sé, más abierto no sé… y es bueno que esta comisión sea muy respetuosa de las intervenciones de todos y trate de no parlotear, sino de decir las cosas justamente sobre la marcha sinodal que son constructivas para la Iglesia. Si quieres, si alguien quiere que la noticia sea: este la tomó con aquel por esto o por lo otro, eso es cháchara política. La comisión tiene una tarea nada fácil, decir: hoy la reflexión va por aquí, va por allá, y transmitir el espíritu eclesial, no el político. Un parlamento es diferente de un Sínodo. No olvidéis que el protagonista del Sínodo es el Espíritu Santo. ¿Y cómo se puede transmitir esto? Por eso hay que transmitir la dirección eclesial.
Vincenzo Romeo (RAI TG 2)
Buenos días Santidad. Usted es el Papa de las periferias y las periferias, especialmente en Italia, están sufriendo mucho. Hemos tenido algunos episodios preocupantes de violencia, de degradación… por ejemplo, cerca de Nápoles, un párroco, Don Patriciello, que incluso le invitó a ir, luego a Palermo… ¿Qué se puede hacer? Visitó las villas miserias en Buenos Aires, así que tiene experiencia en esto. Nuestro primer ministro también visitó una de estas periferias, hay mucha discusión sobre esto. ¿Qué se puede hacer, qué pueden hacer la Iglesia y las instituciones del Estado para superar esta degradación y hacer que las periferias sean realmente parte de un país?
Papa Francisco: «Tu con esto hablas de las periferias como de las favelas: se debe seguir adelante, ir allí y trabajar allí, como se hizo en Buenos Aires con los curas que trabajaban allí: un equipo de curas con un obispo auxiliar a la cabeza y se trabaja allí. Debemos estar abiertos a esto, los gobiernos deben estar abiertos, todos los gobiernos del mundo, pero hay periferias que son trágicas. Vuelvo a una periferia escandalosa que se intenta tapar: la de los Rohingya. Los rohingya sufren, no son cristianos, son musulmanes, pero sufren porque los han convertido en una periferia, los han expulsado. Tenemos que ver los diferentes tipos de periferias y también aprender que la periferia es donde la realidad humana es más evidente y menos sofisticada – (también hay ndr) malos momentos no quiero idealizar – pero se percibe mejor. Un filósofo dijo una vez algo que me impactó mucho: «La realidad se comprende mejor desde las periferias». Hay que hablar con las periferias y los gobiernos tienen que hacer verdadera justicia social, verdadera justicia social, con las distintas periferias sociales y también con las periferias ideológicas ir a hablar, porque muchas veces es alguna periferia ideológica exquisita la que provoca a las periferias sociales. El mundo de las periferias no es fácil. Gracias».
VATICAN NEWS
Imagen: El Papa Francisco respondiendo a los periodistas en la conferencia de prensa en el avión de regreso a Roma.