Francisco recibe a la comunidad de seminaristas de la archidiócesis española que acompañaron al arzobispo Cobo Cano en la toma de posesión de la iglesia de Santiago y Montserrat en Roma. El Pontífice responde a las preguntas de los futuros sacerdotes, a los que entrega un discurso preparado en el que señala a la Eucaristía como centro de pensamientos y actividades y les pide que se liberen «de lo que esclaviza» con el silencio, el ayuno, la oración, la ascesis, la penitencia.
Ciudad del Vaticano, 3 de febrero 2024.- La Eucaristía como estímulo, «maestra», «inspectora», modelo, providencia, piedra angular, para reflexionar sobre la inutilidad de las «ideas mundanas» y de los deseos de aparecer y sobresalir. Y luego «silencio, oración, ayuno, penitencia, ascesis» como elementos «necesarios» para liberarnos «de lo que nos esclaviza y ser completamente de Dios». A los seminaristas madrileños recibidos hoy en el Vaticano, con motivo del viaje a Roma para acompañar al recién nombrado cardenal José Cobo Cano (creado en el Consistorio de septiembre de 2023) que hoy toma posesión de la iglesia de Santiago y Montserrat, el Papa les indica en el discurso pronunciado dónde y cómo situar el centro de gravedad de los propios pensamientos, oraciones y actividades cotidianas: en la Eucaristía, en la que está presente Cristo transfigurado. Es necesario ponerse en diálogo con Él para que hable a nuestro corazón, recomienda el Pontífice, pero «si éste está lleno de mundanidad, de cosas, por muy ‘religiosas’ que se llamen, Dios no encontrará lugar, ni le oiremos cuando llame a nuestra puerta».
Diálogo espontáneo y discurso entregado
Con los futuros sacerdotes madrileños, Francisco se entretiene en un largo diálogo hecho de preguntas espontáneas y respuestas igualmente espontáneas. A continuación, entrega el texto preparado en el que cita las palabras del santo obispo español Manuel González en su pastoral Un sueño, sobre el sueño -precisamente- de «un seminario en el que la Eucaristía fuera: en el orden pedagógico, el estímulo más eficaz; en el orden científico, el primer maestro y la primera asignatura; en el orden disciplinar, el inspector más vigilante; en el orden ascético, el modelo más vivo; en el orden económico, la gran providencia; y en el orden arquitectónico, la piedra angular».
Dios en el centro
«Revisemos estos puntos», es la invitación del Papa, «para poner a Dios en el centro», es decir, para que «Él sea el fundamento, el proyecto y el arquitecto, la piedra angular». Esto sólo se consigue a través de la adoración, afirma Francisco: «Jesús será nuestro pedagogo, paciente, severo, suave y firme según lo que necesitemos en nuestro discernimiento, porque Él nos conoce mejor que nosotros mismos, y nos espera, nos anima y nos sostiene a lo largo de nuestro camino. Él es nuestro mayor estímulo, porque hemos consagrado nuestra vida a seguirle».
«Dios -añadió el Papa- quiere dar a su pueblo pastores según su corazón, de Jesús no aprendemos cosas, lo acogemos, nos agarramos a él, para poder llevarlo a los demás. Y la gran lección que da el Señor es la ‘humanidad’, es decir, ‘se hizo carne, tierra, hombre, humus por nosotros, por amor’. Él es en este sentido «materia», como decía San Manuel.
Frente a la Eucaristía
Y de nuevo como el santo obispo, el Papa «por disciplina» nos exhorta a confrontarnos cada mañana con la Eucaristía, «el inspector más vigilante» que nos ayuda a «reflexionar sobre la futilidad de nuestras ideas mundanas, de nuestros deseos de ascender, de aparecer, de sobresalir». Discernimiento, ciencia y vigilancia son, por tanto, necesarios; sin embargo, aunque son «aspectos clave» en el seminario, «no servirían de nada sin la ascesis», advierte el Papa: «Copiar un modelo presupone esfuerzo, hacer una obra de arte requiere inspiración, pero también trabajo, Jesús no eludió todo esto». Es necesario, por tanto, entrar en diálogo con Él, liberando el corazón de lo que es superfluo o corre el riesgo de superponerse a su palabra.
Silencio, oración, ayuno, penitencia
El Papa indica, por tanto, «el silencio, la oración, el ayuno, la penitencia, la ascesis» como elementos «necesarios» para liberarse «de lo que nos esclaviza y ser completamente de Dios». Esto, dice, «no sólo dentro, sino también fuera, en el trabajo, en los proyectos, abandonándonos a Jesús». El Señor, asegura Francisco, «será el gran providente, dejémosle a Él proponer y realizar, pongámonos a sus órdenes con docilidad de espíritu».
SALVATORE CERNUZIO
Imagen: El Papa recibe a la Comunidad del Seminario de Madrid
junto al cardenal Cobo Cano, Arzobispo de Madrid.
(Foto: VATICAN MEDIA)