Ciudad del Vaticano, 7 noviembre 2014 (VIS).- «La Eucaristía, misterio de comunión» es el tema del Convenio ecuménico de los obispos amigos del Movimiento Focolari. Se trata de un evento anual que reúne a obispos procedentes no sólo de diversos países sino de diferentes iglesias y comunidades eclesiales y que el Papa Francisco ha definido como »un resultado de lo que produce el amor por la palabra de Dios y la voluntad de conformar la existencia al Evangelio». »Estas actitudes suscitadas y acompañadas por la gracia del Espíritu Santo hacen brotar muchas iniciativas, florecer amistades duraderas, e intensos momentos de compartición y fraternidad», añadió recibiendo esta mañana en audiencia a cuarenta participantes en ese encuentro.
El Santo Padre recalcó la importancia del valor, en este mundo atribulado, »de un testimonio claro de la unidad entre los cristianos y de una declaración explícita de la estima, el respeto y, más precisamente, de la fraternidad entre nosotros, como signo luminoso … de la fe en Cristo resucitado. De hecho, si queremos responder, como cristianos, de una manera significativa a los muchos problemas y los dramas de nuestro tiempo, es necesario hablar y actuar como hermanos, y de modo tal que todos los puedan reconocer fácilmente. Es también una manera – tal vez para nosotros la primera – de responder a la globalización de la indiferencia con una globalización de la solidaridad y de la fraternidad».
Entre los hechos que actualmente interpelan la conciencia de los cristianos y de sus pastores, el Papa citó »la carencia de la libertad de expresar públicamente la religión y vivir abiertamente de acuerdo a las necesidades de la ética cristiana en muchos países; la persecución de los cristianos y otras minorías; el triste fenómeno del terrorismo; la difícil situación de los refugiados a causa de la guerra y por otras razones; los desafíos del fundamentalismo y, por otra parte, del laicismo exasperado».
Esos retos son »una llamada a buscar con esfuerzos renovados, con constancia y paciencia los caminos que llevan a la unidad, «para que el mundo crea» y para que nosotros seamos los primeros en dar prueba de confianza y coraje. Y entre estas formas hay una que es una senda privilegiada: la Eucaristía como misterio de comunión… En la Cena del Señor, momento central de la vida de la comunidad, «momento de la verdad», se encuentran la gracia de Cristo y nuestra responsabilidad; allí, en la Eucaristía sentimos claramente que la unidad es un don, y, al mismo tiempo, es una responsabilidad muy seria», finalizó el Pontífice.