Tras el Regina Coeli, el Papa Francisco hizo un nuevo llamamiento por el fin de la guerra en Ucrania, pensando también en los pescadores y trabajadores penalizados por el conflicto, expresó su satisfacción por la tregua en Yemen y su dolor por las víctimas de las recientes lluvias torrenciales en Brasil. El Pontífice recordó también la beatificación de los mártires capuchinos Padre Leonard Melki y Padre Thomas George Saleh, ayer en Beirut, en el Líbano.
Ciudad del Vaticano, 5 de junio 2022.- «Renuevo mi llamamiento a los líderes de las naciones: ¡no lleven a la humanidad a la ruina, por favor! Que se lleven a cabo verdaderas negociaciones, concretas tratativas para un alto el fuego y para una solución sostenible. Que se escuche el grito desesperado de la gente que sufre, que se respete la vida humana». A cien días «del inicio de la agresión armada a Ucrania», es el apremiante llamamiento del Papa Francisco por la paz.
Que se detenga la destrucción de las ciudades
Tras rezar el Regina Coeli, en la solemnidad de Pentecostés, después de pronunciar la homilía de la misa presidida en la basílica vaticana por el cardenal Decano Re, el Papa recuerda a los 25.000 fieles presentes en la plaza y a los muchos que le siguen a través de los medios de comunicación, que hoy es un día de fiesta en el que «el sueño de Dios sobre la humanidad se hace realidad: 50 días después de la Pascua, pueblos que hablan lenguas diferentes se encuentran, se entienden».
Pero ahora, 100 días del inicio de la agresión armada contra Ucrania, la pesadilla de la guerra, que es la negación del sueño de Dios, ha descendido de nuevo sobre la humanidad. Pueblos que se enfrentan, pueblos que se matan, gente que en lugar de acercarse son expulsadas de sus casas. Y mientras la furia de la destrucción y la muerte arrecia y la confrontación se recrudece, alimentando una escalada cada vez más peligrosa para todos, renuevo mi llamamiento a los líderes de las naciones: ¡no lleven a la humanidad a la ruina, por favor! No lleven a la humanidad a la ruina. Que se lleven a cabo verdaderas negociaciones, concretas tratativas para un alto el fuego y una solución sostenible. Que se escuche el grito desesperado de la gente que sufre -lo vemos en los medios de comunicación todos los días-; que se respete la vida humana, que se detenga la espantosa destrucción de ciudades y pueblos en todas partes. Sigamos, por favor, rezando, luchando por la paz sin cansarnos.
La Beatificación en Beirut de dos mártires capuchinos
Francisco recuerda además que ayer fueron beatificados en Beirut dos frailes menores capuchinos: Leonardo Melki y Tommaso Giorgio Sale, sacerdotes y mártires, asesinados por odio a la fe en Turquía en 1915 y en el ’17 respectivamente.
Estos dos misioneros libaneses, en un contexto hostil, dieron prueba de una confianza inquebrantable en Dios y de abnegación por el prójimo. Que su ejemplo refuerce nuestro testimonio cristiano. Eran jóvenes, no tenían 35 años. Aplaudamos a los nuevos Beatos.
Satisfacción por la prolongación de la tregua en Yemen
Hay satisfacción en las palabras del Pontífice cuando recuerda «que la tregua en Yemen ha sido renovada por otros dos meses».
Gracias a Dios y a ustedes. Espero que esta señal de esperanza sea un paso más para poner fin al sangriento conflicto que ha generado una de las peores crisis humanitarias de nuestro tiempo. Y, por favor, no nos olvidemos pensar en los niños, en los niños de Yemen: hambre, destrucción, falta de educación, falta de todo. Pensemos en los niños.
Oración por las víctimas de los desprendimientos de tierra en Recife, Brasil
A continuación, el Papa Francisco dirige su mirada paterna a Brasil, asegurando sus oraciones «por las víctimas de los deslizamientos de tierra causados por las lluvias torrenciales en la región metropolitana de Recife». Y al final de los saludos, expresa su cercanía a los pescadores.
Pensemos en los pescadores que, debido al aumento del coste del combustible, corren el riesgo de tener que cesar su actividad; y lo hago extensivo a todas las categorías de trabajadores gravemente penalizados por las consecuencias del conflicto en Ucrania.
ALESSANDRO DI BUSSOLO
Vatican News