El obispo auxiliar de Madrid José Cobo ofrece pistas concretas para la integración de todos los agentes del proceso educativo.
«Vivimos en un momento delicado. Un cambio de época que afecta a todas nuestras formas de actuar y vivir. Pero en este momento vemos que la misión de la Iglesia sigue en pie: la evangelización es nuestra misión», ha dicho el obispo auxiliar de Madrid José Cobo este martes, durante un encuentro de educadores cristianos en el colegio María Reina Jesuitinas. Para Cobo, esta misión es extensible también a la escuela, pues «el planteamiento pastoral en la escuela católica está sufriendo una importante y bella metamorfosis desde dentro», un proceso resultado de «décadas de compromiso y reflexión que han preparado un tesoro y todo un sistema que, inspirado en el ideario cristiano de nuestras Instituciones, es evangélico y evangelizador».
«Escuela evangelizadora es aquella cuyo proyecto educativo surge del Evangelio, y tiende a su realización en la vida del centro y en cada uno de sus proyectos y actividades», sugirió el obispo auxiliar de Madrid. De este modo, toda la gestión del centro –procesos y actividades, recursos, contenidos, tiempos, espacios– tendría como objetivo «el anuncio de la llamada a la felicidad que brota del encuentro con Cristo, quien es capaz de ayudar a quien lo recibe con fe a crecer de forma integral».
En los aspectos más concretos, Cobo abogó por una concepción de la escuela en la que «educamos todos, también en la fe, no educamos cada uno en compartimentos estancos». Por eso hay que «establecer puentes entre los diversos agentes: familia, parroquia, educadores cristianos y centros educativos. Necesitamos converger, conocernos y sentarnos juntos para ser conscientes de la globalidad de la misión». Y establecer puentes también «entre la clase de Religión y la parroquia; y entre la catequesis y los profesores de Religión y los colegios, para apoyarse unos y otros respetando la identidad de cada uno».
Para conseguir estos objetivos, José Cobo sugirió «que cada profesor de Religión conozca a los sacerdotes y puedan conocer los nombres y circunstancias de los chavales que comparten en la tarea educativa». También «cuidar y conocer a los profesores de la parroquia, sean de la materia que sean, e invitarles encuentros y momentos de trabajo con catequistas», así como «implicar a las familias cristianas en las AMPAS y en la vida escolar, como levadura en medio de la masa y como expresión del compromiso que mana de la fe».
Junto a ello, «hemos de dar más pasos para facilitar a los alumnos el acceso y conocimiento de la vida parroquial, para empujar y sostener al chaval en su incorporación a la parroquia». Y a los alumnos de la clase de Religión «se les puede dar a conocer las parroquias donde están o a las que pertenecen», de modo que exista una «disponibilidad de las parroquias en desplazarse a la escuela, y al revés».
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
(Foto: Carlos Moreno)