El secretario de Relaciones con los Estados en la Santa Sede, Paul Richard Gallagher, pidió a la comunidad internacional durante la Asamblea General de la ONU que firme y ratifique el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares y que no se resigne «a la idea de que las armas nucleares estén aquí para quedarse»
La Santa Sede ha instado a la comunidad internacional a firmar y ratificar el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares. Así lo ha pedido el arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario de Relaciones con los Estados en la Santa Sede, durante la Asamblea General de la ONU, que en su segundo día coincidió con el Día Internacional para la Eliminación de las Armas Nucleares.
El Tratado fue firmado y ratificado por la Santa Sede el primer día que se abrió esta posibilidad –el 20 de septiembre de 2017- y ahora «desea instar a otros a firmarla y ratificarla». Cada firma, cada ratificación de este Tratado, dijo Gallagher, «constituye un paso importante hacia el logro de un mundo libre de armas nucleares».
Esta posibilidad no es una utopía para el representante vaticano, que pidió no «resignarnos a la idea de que las armas nucleares estén aquí para quedarse». También pidió no dar crédito a la idea de que «las amenazas contemporáneas a la paz y la seguridad internacionales no permiten el desarme nuclear». «El mundo no es más seguro con armas nucleares», puntualizó, sino «más peligroso».
Actualmente, hay un total de 61 Estados que han firmado el documento sobre la prohibición de las armas nucleares, de los cuales catorce ya lo han ratificado.
Pacto Mundial de Migración
Otro de los temas centrales de la jornada fue el Pacto Mundial de Migración, el cual se adoptará formalmente en Marrakech el próximo mes de diciembre y con el que la comunidad internacional se une «para idear soluciones más sostenibles y mejores para cuidar a los migrantes, especialmente a aquellos en situaciones más vulnerables», ha dicho el secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede.
En su intervención, monseñor Gallagher ha dejado claro cuál debería ser el logro de este Pacto: «responder tanto al derecho a migrar como al derecho soberano de los Estados a proteger sus fronteras», así como «establecer políticas migratorias», siempre en pleno respeto de los derechos humanos de los migrantes.
También ha dicho que lo más importante es «ser conscientes de los desafíos que enfrentan las personas en movimiento» para poder cumplir con las «responsabilidades compartidas» hacia ellos. El Papa Francisco, «quien ha dado su apoyo a este proceso desde el principio -puntualizó- resume estas responsabilidades compartidas y el compromiso con la solidaridad en cuatro verbos: «acoger, proteger, promover e integrar».
Por último, exprimió su deseo de que el camino a Marrakech sea un viaje compartido de «solidaridad, misericordia, prudencia, responsabilidad y respeto».
Tuberculosis y derechos humanos
Los últimos temas sobre los que se pronunció Gallagher fue la tuberculosis, a la que pidió combatir atajando los determinantes más importantes de esta enfermedad como «la mala nutrición, las condiciones de vida insalubres y la falta de atención médica básica»; y sobre los Derechos Humanos. «Nunca se puede permitir que los derechos humanos y la dignidad humana se conviertan en palabras vacías, pronunciadas y afirmadas simplemente para mitigar nuestra conciencia colectiva».
J. C. de A./Vatican news