La Universidad de Navarra ha coordinado un documento oficial de la Academia Pontificia para la Vida sobre la promoción global de cuidados paliativos, en el que pide a los hospitales y centros de salud garantizar en su estructura los servicios de paliativos «como un imperativo ético y moral»
Ya lo pidió Francisco en febrero, en una carta dirigida a los participantes de un congreso internacional sobre cuidados paliativos en Roma: «Cuando todos los recursos del “hacer” parecen agotados, es precisamente cuando emerge el aspecto más importante en las relaciones humanas, que es el de “estar” y “ser”». Por eso, aseguró, es fundamental «no abandonar a las personas enfermas, aún más, estar a su lado y acompañarlas en la difícil prueba que se hace presente en la conclusión de la vida».
Siguiendo la petición del Pontífice, la Academia Pontificia para la Vida ha publicado en la revista científica Journal of Palliative Medicine un documento sobre la promoción a nivel global de los cuidados paliativos. En su elaboración, además, ha trabajado un grupo de expertos internacionales coordinado por la Universidad de Navarra.
Según el texto, cada año 27 millones de personas con necesidad de cuidados paliativos no tienen acceso a ellos. El documento cita estudios que estiman que, para el año 2040, la proporción de habitantes que necesitarán estos cuidados se incrementará del 25 % al 47 %, debido al aumento de la esperanza de vida y la persistencia de enfermedades crónicas e infecciosas.
Esta necesidad creciente, aseguran, «está reconocida por las organizaciones internacionales de salud». La OMS, de hecho, «aprobó recientemente el XIII Programa General de Trabajo, en el que admitía la limitada disponibilidad de servicios de paliativos en gran parte del mundo y la existencia de enormes sufrimientos evitables por este motivo para millones de pacientes y sus familiares». Aunque los estudios de investigación señalan que «hay un crecimiento sostenido» de estos cuidados a nivel global, «la demanda desborda la provisión y, además, el crecimiento ha sido muy desigual, con muchos países que han progresado muy poco en la última década».
Los expertos, coordinados por la Universidad de Navarra, han elaborado una serie de recomendaciones a diversos agentes sociales que pueden influir en la aplicación de los cuidados paliativos. Por ejemplo, a los responsables políticos se les recomienda «modificar estructuras sanitarias, políticas y modos de evaluar los resultados para garantizar un acceso universal a los cuidados paliativos». En cuanto a las universidades, insisten en que deben incluir «cursos obligatorios de paliativos». Por otro lado, piden a los hospitales y centros de salud garantizar en su estructura los servicios de paliativos «como un imperativo ético y moral».
La importancia de la escucha
Esta propuesta coincide con la visión de los profesionales que cada día trabajan en el entorno de los cuidados paliativos. Enfermeros, médicos e investigadores de la Universidad Católica de Valencia (UCV) y de la Universidad de Navarra (UNAV), reunidos el 28 de septiembre en un seminario sobre este tipo de cuidados, han insistido en la necesidad de reforzar su «mensaje vida».
Salvador Martín, investigador principal del grupo de cuidados paliativos de la UCV y coordinador del seminario –trata, además, con pacientes en sus domicilios–, aseguró durante su intervención que «muchas veces se asocian los paliativos a la muerte» y abogó por «descubrir esa época preciosa que es el final de la vida». Para ello, añadió, «es necesario, sobre todo, escuchar lo que nos quieren decir los pacientes. Muchas veces nos centramos en los síntomas y dejamos de lado esta escucha».
En la jornada también participó, entre otros, Ginés Marco, decano de la Facultad de Filosofía de la UCV, que lamentó que exista «una profunda deficiencia en las áreas de bioética aplicada sobre el final de la vida». Así, reclamó la necesidad de que la bioética, «se preocupe por el final de la vida y por los cuidados paliativos que merecen quienes no tienen por qué estar hospitalizados, pero que necesitan una medicación y sobre todo un soporte humano» Todo aquello «que no suponga analizar el buen fin de la vida, supone tergiversar y mancillar los cimientos sobre los que se debería apoyar la bioética».
C. S. A.
Imagen: Una anciana, junto a sus médicos y un familiar,
en la unidad de cuidados paliativos del hospital La Laguna de Madrid.
(Foto: Maya Balanya)