“El Sucesor”, el libro entrevista del periodista Javier Martínez-Brocal al Papa: “Siempre me defendió, jamás interfirió”.
2 de abril 2024.- «Benedicto era un hombre de gran mansedumbre. En algunos casos, ciertas personas se aprovecharon, quizá sin mala intención, y limitaron sus movimientos. Lamentablemente, de alguna manera, lo fueron cercando. Era un hombre muy delicado, pero no débil, era fuerte. Pero ahí, consigo mismo, era humilde y prefería no imponerse. Así que sufrió bastante». Estas son algunas de las palabras con las que el Papa Francisco recuerda a su predecesor Benedicto XVI, en el libro entrevista con el periodista Javier Martínez-Brocal (“El Sucesor”, Editorial Planeta), que sale a la venta el miércoles 3 de abril.
«Me dejó crecer -explica Francisco-, me dio paciencia. Y, si no veía clara alguna cosa, pensaba tres o cuatro veces antes de decírmelo. Me dejó crecer y me dio libertad para tomar decisiones». El Papa relató la relación que durante casi diez años de convivencia en el Vaticano le unió al emérito: «Daba libertad, nunca se entrometió. Por ahí, en una ocasión en que hubo una decisión que no entendía, me preguntó al respecto con mucha naturalidad. Me dijo: “Mire, yo no entiendo esto, pero la decisión está en sus manos”, y yo le expliqué los motivos y quedó contento». Francisco explica en el libro que su predecesor nunca se opuso a ninguna de sus decisiones: «Él nunca me quitó el apoyo. Quizá hubo alguna cosa que hice con la que él no estaba de acuerdo, pero nunca lo dijo».
El Papa recordó también las circunstancias de su adiós a Benedicto el miércoles 28 de diciembre de 2022, cuando le vio con vida por última vez: «Benedicto estaba acostado en la cama. Seguía consciente, pero no conseguía hablar. Me miraba, me apretaba la mano, entendía lo que yo le decía, pero no lograba articular palabra. Estuve un rato con él así, lo miraba y le tomaba la mano. Recuerdo perfectamente sus ojos claros… Le dije unas palabras con cariño y lo bendije. De esta forma, nos despedimos».
En cuanto a la continuidad entre los pontificados, Francisco dijo: «Lo que veo en los últimos papas… es que el que siguió siempre marcó continuidad, continuidad y diferencia», porque «dentro de la continuidad, cada uno aportó su carisma personal… siempre hay continuidad, no ruptura».
Francisco también relató un caso concreto en el que fue defendido por Benedicto XVI. «Tuve una entrevista muy bella con él cuando unos cardenales fueron a verle extrañados por mis palabras sobre el matrimonio, y él fue clarísimo con ellos. Un día se presentaron en su casa para hacerme prácticamente un proceso y me acusaron ante él de que yo promovía el matrimonio homosexual. Benedicto no se agitó, porque sabía perfectamente lo que yo pienso. Los escuchó a todos, uno a uno. Los calmó y les explicó todo. Fue una vez que mencioné que, como el matrimonio es un sacramento, no puede administrarse a parejas homosexuales, pero que, de alguna manera, había que dar alguna garantía o una protección civil a la situación de estas parejas. Dije que en Francia existe la fórmula de las “uniones civiles”, que, a primera vista, puede ser una buena opción, pues no se limita al matrimonio. Por ejemplo —pensaba—, se pueden acoger a ella tres ancianas jubiladas que pueden compartir servicios de salud, herencia, vivienda, etcétera. Quisiera decir que me parecía una fórmula interesante. Algunos fueron a decirle a Benedicto que yo estaba diciendo herejías. Él los escuchó y, con mucha altura, los ayudo a distinguir las cosas… Les dijo: “Esto no es una herejía”. ¡Cómo me defendió!… Él siempre me defendió».
El Papa también respondió a la pregunta del periodista sobre los libros publicados en concomitancia con la muerte del Papa emérito. Francisco respondió: «Me afecta con una gran pena: que el día del sepelio se publique un libro que pone de vuelta y media, contando cosas que no son verdad, es muy triste. Por supuesto que no afecta en el sentido de que no me condiciona. Pero sí que me dolió que se usara a Benedicto. El libro salió publicado el día del entierro, eso lo viví como una falta de nobleza y de humanidad».
Finalmente, el Papa reveló a Javier Martínez-Brocal que ya había ordenado una revisión del funeral papal, explicando que el velatorio de Benedicto XVI fue el último con el cuerpo del Papa fuera del ataúd y del catafalco con almohadones. Los Papas «sean velados y sepultados como cualquier hijo de la Iglesia. Con dignidad, como cualquier cristiano»
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