En el briefing de esta tarde, participó la hermana Liliana Franco, presidente de la CLAR, Confederación de Religiosos de Latinoamericana y del Caribe. Al abordar sobre el tema de abusos sexuales y de poder a religiosas, dijo que en el continente se ha hecho una investigación y se publicó un libro. Es importante, nombrar lo que pasa, no ocultarlo, verbalizarlo.
Ciudad del Vaticano, 14 de octubre 2024.- Entre los participantes en el briefing esta tarde, estaba la hermana Liliana Franco, presidente de la CLAR, Confederación de Religiosos de América Latina. Uno de los temas tratados fueron los abusos sexuales y de poder que sufren las religiosas hoy día. Vatican News, le preguntó a la religiosa, cómo se puede alcanzar la purificación de las relaciones.
Sobre el tema dijo que en América Latina y el Caribe se ha realizado una investigación, muy seria, de la cual se ha publicado en un libro. Es importante, nombrar lo que nos pasa, dijo, de no ocultarlo, de intentar verbalizar esto que puede estar anclado allí en nuestra sociedad y en nuestra Iglesia, y que definitivamente nos aleja del modo y del querer de Dios.
“Por tanto, la primera tarea es nombrar la realidad, poder decirnos las cosas, crear instancias de discernimiento, de análisis en los que sea posible escuchar a las víctimas, reparación, camino de sanación, camino de reconciliación. Creo que estos procesos sinodales y la dinámica en la que el Papa Francisco ha ido orientando su magisterio nos pone de cara a privilegiar, la cultura del cuidado, para situarnos en la reverencia respetuosa a la dignidad del otro”
No solamente en la vida religiosa -afirmó- sino también en la sociedad, en la Iglesia en general, nos hemos acostumbrado -dijo- a vivir en medio de relaciones que son rígidas, excluyentes, que son controladoras, o aislamientos que pueden ser dolorosos. Poder hacer este alto en el camino, señaló, poder aprender el modo de Jesús en el marco de la sinodalidad, nos tiene que llevar a purificar los modos relacionales y a poner medios concretos que nos haga vivir relaciones más sanas, circulares, fraternas, relaciones que potencien más al otro en su dignidad, y nos permitan caminar en condicion de hermanos.
La escucha en la Iglesia nos conduce a la conversión
Sobre la importancia de la escucha, la religiosa dijo que es la actitud que vertebra los procesos sinodales, desde el sínodo de los jóvenes, el de la Amazonía, y el de ahora, se ha tratado de perfeccionar un método que es la conversación en el espíritu que tiene a la base la escucha. La escucha respetuosa a Dios en la voz de los otros. Este es el método que se ha ido estableciendo en cada una de las experiencias sinodales, en las parroquias, en las congregaciones religiosas, en los grupos de laicos, etc.
La escucha es una actitud vital, es un estilo de vida que nos conduce a una manera de situarnos y esa manera es en escucha. En escucha discerniente a lo que Dios quiere de nosotros, de cada uno, y a lo que Dios quiere de nuestras instituciones.
La importancia de la educación católica
La educación católica posibilita un cambio social, y por ende un cambio institucional. En los trabajos surgió la pregunta sobre cómo hacer que los colegios y universidades se pongan realmente al servicio de la misión en respuesta a lo que Dios quiere de la lglesia en este momento.
“Y en ese sentido, surgió la necesidad de escuchar más a los jóvenes, a los niños, para poder diversificar los lenguajes, para poder acercanos con prácticas más creativas también a sus necesidades. Es la conciencia de que todas las instituciones de la Iglesia tendrían que ser plataformas que ayudaran a fortalecer el espíritu de la sinodalidad, los nuevos modos relacionales, el liderazgo al servicio de los proyectos comunes, el servicio que realmente genere transformación en los entornos y en los contextos concretos en los que estamos”
Surgió la pregunta sobre cómo hacer de las instituciones plataformas para la misión y cómo escuchar más a los niños y jóvenes en este proceso sinodal para responder también a lo que ellos necesitan -señaló- y para llevarles la buena noticia de Jesús de una manera que ellos puedan captarla, gozarla, valorarla y animarse a tener ellos su propia experiencia de Dios.
La transparencia y la rendición de cuentas
En los trabajos sinodales se habló de hacer un llamado a las parroquias, las congregaciones religiosas, las diócesis y las arquidiócesis para que hagan suya una cultura de la rendición de cuentas y de la transparencia. Esto supondría, dijo por último la hermana Franco, que nos habituemos a rendir informes semestrales, anuales, no solo económicos, sino también informes pastorales que den cuenta de lo que somos y hacemos.
Importantes son también las auditorías externas, la revisión animada por equipos interdisciplinarios, de personas que ayuden a los interesados a entender en qué pueden crecer, cómo mejorar. De consecuencia, la rendición de cuentas no sería una imposición, sino como un hábito que deben aprender, que sea una cultura para reconocer las posibilidades de mejora.
PATRICIA YNESTROZA