El cardenal Turkson presenta en las Jornadas de Formación de Manos Unidas el nuevo organigrama del dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral
«Hemos puesto en marcha un elefante, ahora tenemos que hacerlo trabajar». La estructura está por fin lista. Este viernes, el cardenal Peter Turkson concluyó el diseño del nuevo dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Tras ello, la primera intervención pública del purpurado fue en El Escorial (Madrid), en las Jornadas de Formación que celebra anualmente Manos Unidas, la ONG para el desarrollo de la Iglesia en España, a las que están convocados representantes de las 72 delegaciones diocesanas y el personal de los servicios centrales en Madrid.
Han pasado 14 meses desde la publicación del motu prorio Humanan progressionem mediante el cual el Papa Francisco fusionó los departamentos de Justicia y Paz, Cor Unum, el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud y la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, reservándose temporalmente para sí mismo este último departamento que aborda el fenómeno migratorio o la crisis de los refugiados.
La fusión da lugar a uno de los mayores departamentos vaticanos, si no el mayor, en el que están empleadas 65 personas. Bajo el prefecto Turkson, un secretario, el sacerdote francés Bruno Marie Duffé, coordina una estructura con cuatro ramificaciones y cinco subsecretarios, dos de los cuales pertenecen a Emigrantes e Itinerantes.
El nuevo dicasterio unifica la reflexión teórica sobre la doctrina social con el servicio de la caridad y su coordinación y animación en las Iglesias locales. «Ayer hemos bautizado a este elefantito», añadía uno de esos cuatro subsecretarios, el español Segundo Tejado, aludiendo a la reunión mantenida este viernes en Roma, en la que el cardenal Turkson reunió a todo su equipo para informarles del nuevo organigrama, puesto en marcha ad experimentum. Por deseo expreso del Papa –subrayó–, no ha habido ningún despido, tónica que guiará el resto de la reforma de la curia vaticana iniciada por Francisco. En el caso concreto de Desarrollo Humano Integral, se han unido diversos organismos que, en la práctica, venían ya trabajando desde hace mucho tiempo de forma coordinada.
Se trata de «trabajar juntos», sin «compartimentos cerrados», y de que la «reflexión teórica» no vaya al margen de la pastoral. De otro modo «estamos perdiendo el tiempo», añadió Tejado. «Reflexión y pastoral tienen que ir juntas. No tiene sentido que gamos documentos y documentos que no tengan que ver con la realidad», ni tampoco desarrollar una acción pastoral que no esté guiada por una identidad y unos principios claros, aseguró.
Flanqueado también por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y el obispo de Calahorra y La Calzada Logroño, Carlos Escribano, consiliario nacional de Manos Unidas, Turkson subrayó especialmente la importancia de la identidad de las organizaciones como Manos Unidas que «necesitan estar inspirada por la caridad cristiana, para no ser una ONG más». «Lo que os inspira es la caridad de Cristo mismo, que intentamos imitar, y eso nos hace ser caritativos con otras personas», dijo. «Esto es lo que nos hace diferentes».
Aunque la Santa Sede colabore con la ONU y ONG de todo tipo en la promoción del desarrollo, lo que guía su actuación es «la antropología cristiana», ya que «entendemos que la persona ha sido creada a imagen y semejanza de Dios, y que ese es el origen de su dignidad y de sus derechos». «Todos los principios de la doctrina social de la Iglesia están enraizaos en esta comprensión de la persona humana», incluida la convicción acerca de «la naturaleza caída del ser humano por el pecado original».
Naturaleza caída pero «no condenada» gracias a su apertura a «la gracia de Dios» en de Cristo, «el único capaz de redimir el mundo». Por tanto, «si no estamos abiertos a la trascendencia, el desarrollo humano no puede ser completo». Todo lo cual, reiteró, implica que el concepto de «desarrollo humano» de la Iglesia sea distinto al que emplea la ONU.
Pero esas diferencias antropológicas no impiden la colaboración. Turkson aludió a un reciente encuentro sobre el acceso al agua celebrado en el Estocolmo, donde uno de los ponentes le espetó que ahí se hablaba de «ciencia y tecnología», no de religión. El purpurado respondió: «Habláis de ciencia y tecnología, pero para el bien de la persona, y ahí la Iglesia sí tiene algo importante que decir».
Junto a la presidenta de Manos Unidas, Clara Pardo; el arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro;
y el obispo conciliarlo de Manos Unidas, Carlos Escribano
Desarme nuclear y corredores humanitarios
Tras la conferencia ante los delegados diocesanos de Manos Unidas, el cardenal Turkson mantuvo un encuentro con la prensa, en el que abordó diversas cuestiones de actualidad, como la conferencia sobre desarme nuclear que organizará la Santa Sede en noviembre. Además de expertos, están invitados diversos representantes de estados, según avanzó el prefecto. Desde la óptica de la Iglesia –avanzó–, para lograr «un mundo libre de armas nucleares», se trata de proponer la confianza como alternativa al equilibrio de fuerzas, que lleva inevitablemente a una escalada en la carrera militar, donde la seguridad se fundamenta en que el otro no se atreverá a atacar por miedo a ser atacado. «Los avances de Trump en EE.UU. llevan a una reacción en Rusia, y después entran en escena la India, Pakistán…, en una espiral de mejora de las armas nucleares para persuadir al otro de que no ataque primero. ¿Hasta cuándo vamos a llegar? ¿No sería mejor eliminar estas armas», se preguntó el purpurado. Para eso es necesario establecer «relaciones de confianza» entre los distintos actores que hagan innecesario el rearme.
Turkson habló también de los corredores humanitarios mediante los cuales Sant’Egidio trata de responder a la crisis de refugiados sirios, «identificando personas y preparando lugares en los que acogerles, con familias y parroquias, y favoreciendo su integración». «Esto solo lo puede hacer Sant’Egidio con la aprobación de los gobiernos», respondió el cardenal, preguntado acerca de los contactos que han existido en España, donde todo está a punto para la implantación de los corredores, a falta solo del visto bueno del ejecutivo de Mariano Rajoy, al que la medida no le supondría ningún coste económico, a diferencia –subrayó– de lo que ocurre en la frontera sur, donde «Marruecos contiene a los inmigrantes y España paga para que no vengan», igual que «hace Italia con Libia».
De la encíclica Lautado si, el cardenal ghanés pidió que se dé más a conocer el documento del Papa, que «nos invita a pasar a la acción» y a «no resignarnos ante los problemas». «El jardín que hemos recibido de Dios no podemos transformarlo en un desierto», dijo.
Ricardo Benjumea
Imagen: El cardenal Peter Turkson el sábado 21 en Madrid