El Secretario de Estado Vaticano se encuentra en Lituania como enviado pontificio al Congreso Nacional de la Misericordia
(ZENIT – Roma).- El cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado Vaticano, ha asegurado que “hoy la diplomacia y la política necesitan estar llenas de misericordia, capaz de superar todas las situaciones de miseria humana”. Lo ha dicho esta mañana en Vilna, Lituania, donde se encuentra como enviado pontificio al Congreso Nacional de la Misericordia.
El purpurado se ha reunido este lunes con los estudiantes del Instituto de Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas de la Universidad de la capital lituana y otros representantes de la comunidad académica en la iglesia de santos Juan Bautista y Juan apóstol.
Antes, se había reunido con la presidenta, Dalia Grybauskaite, y había visitado el Memorial de las Víctimas del 13 de enero que recuerda la matanza de las tropas soviéticas en 1991 después de la proclamación de la independencia lituana. Al concluir la jornada, el cardenal Parolin viajará a Estonia y el 11 de mayo a Letonia, última etapa de su viaje.
Desde Benedicto XV, elegido poco después del comienzo de la Primera Guerra Mundial, hasta el papa Francisco: en el último siglo, la actividad diplomática de los Pontífices al servicio de la paz ha asumido cada vez más importancia. El discurso del cardenal ha estado centrado en el tema de la diplomacia de la Santa Sede al servicio de la paz.
De este modo ha destacado la recientes iniciativas del Papa para promover “la recíproca comprensión” entre los Estado y los grupos beligerantes. La diplomacia de la Santa Sede –ha explicado– no es otra cosa que la diplomacia del mismo Papa.
Asimismo ha recordado que la Santa Sede ha estado implicada en las organizaciones internacional desde el principio y ha sido activa para promover una paz duradera con el respeto de los derechos humanos, incluido el derecho a la vida, el derecho a la libertad de conciencia y religión, la ley humanitaria, la protección del ambiente, el desarme, cuidados adecuados para migrantes y refugiados, el desarrollo integral humano, etc.
Asegurando que la contribución de la Santa Sede es moral y espiritual, el cardenal ha subrayado que “promover la paz no es algo extrínseco a la misión de la Iglesia”, es “una parte esencial de su tarea” de proseguir la misión de Cristo.
Por eso, ha precisado que para el papa Francisco, toda auténtica práctica religiosa no puede descuidar la promoción de la paz. De hecho, tal y como ha indicado, el papa Francisco sugiere a la política y a la diplomacia la importancia de trabajar más que para los resultados inmediatos, para los procesos largos, que construyen.