Ezequiela cumple 100 años. También es centenario su marido, Frutos del Nogal, que tiene 105 y con el que lleva casada 75 años. Ambos han sido homenajeados el lunes 3 por iniciativa del periodista Alfredo Amestoy, la Asociación de Establecimientos Centenarios y Tradicionales de Madrid y la Fundación Villa y Corte de Madrid. «El amor es la mejor medicina. El amor lo sana tono», ha dicho el prelado durante el breve acto de homenaje
En el acto, celebrado en el salón del Horno de la Posada de la Villa, ha participado el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, que ha entregado al matrimonio la bendición apostólica del Papa Francisco, así como una imagen de la Virgen y una dedicatoria personal. «El amor es la mejor medicina. El amor lo sana tono», ha dicho el prelado durante el breve acto de homenaje.
El cardenal Osoro entregando la bendición apostólica del Papa Francisco
al matrimonio centenario.
Foto: José Luis Bonaño
Frutos y Ezequiela han estado acompañados también por otras muchas personalidades a los que les «hubiera gustado conocer y tratar en alguna época de su vida» y que hoy, gracias a la Asociación de Establecimientos Centenarios y Tradicionales de Madrid, han querido estar presentes en el acto.
Entre ellos se encontraba Vicente del Bosque, que ha puesto sobre los hombros de Frutos una bufanda del Madrid –entidad que ha invitado al homenajeado a conocer el estadio Santiago Bernabéu-; Mari Pepa de Chamberí, que ha cantado a capela el mítico chotis Madrid; Jaime Suárez, hermano de Adolfo Suárez y que ha entregado al matrimonio una foto dedicada del ex presidente; la viuda de Mingote, del que se cumplen el quinto aniversario de su muerte; o la madre de Irene Villa.
«¿Cuál es el secreto para esta longevidad vital y matrimonial?», ha sido la pregunta más repetida por los numerosos medios de comunicación que se han dado cita. «No lo sé. No hay secreto. Hemos llevado una vida muy normal y sana», ha contestado Ezequiela. Sin embargo, la mujer que se ha convertido en centenaria ha revelado parte de ese secreto a Alfa y Omega: «Me he apoyado en Dios para todo. Yo le pedía y al día siguiente lo tenía. Sobre todo le pedía que en vez de ayudarme a mi ayudara a otras personas».