(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El gobierno de Brasil está atravesando un fuerte crisis. Si se cumplen las previsiones, el pleno del Senado votará el día 11 de mayo la aceptación del proceso de destitución (impeachment) de la presidente Dilma Rousseff. Con mayoría simple, la líder del Gobierno sería apartada provisionalmente acusada de realizar maniobras fiscales y presupuestarias mientras el Senado estudia su suspensión definitiva.
La Iglesia sigue de cerca la situación y este miércoles al finalizar la audiencia general, el cardenal arzobispo de Río de Janeiro Orani João Tempesta, habló con el Santo Padre para informarle. Así lo indicó el purpurado en una entrevista en Radio Vaticano, en la que explica que pidió el Papa que rezara por Brasil en este momento tan delicado. El Santo Padre respondió que está preocupado y que rezar por Brasil, asegurando que sigue y sabe lo que está sucediendo.
Por otro lado el cardenal indica que es la segunda vez que en Brasil se verifica el ‘impeachment’. La primera fue con el presidente Collor de Mello, pero era otra época. Esta vez –explica– el procedimiento de impeachment ha comenzado en la Cámara de los diputados, ahora ha pasado al Senado federal y parece que va adelante. Al respecto, el arzobispo de Río de Janeiro indica que la Iglesia “pone su confianza en los poderes de la República y en el hecho de que las autoridades desempeñen su trabajo de forma responsable” y “reza por el pueblo, exhortándolo a estar juntos, unidos, en este momento”.
El purpurado recuerda que la Iglesia debe “rezar para que pueda llegar un buen momento para Brasil, porque ahora nos encontramos en una situación realmente fea y difícil”. Y la denuncia de estos días contro Lula empuja a rezar y decir “que deseamos un país mejor, más tranquilo, donde haya posibilidad de progreso”.
A propósito de las Olimpiadas, que se celebrarán en Río el próximo mes de agosto, el arzobispo de la ciudad manifiesta su deseo de que esto pueda ser un “bonito momento, también de unidad: porque las Olimpiadas muestran también la unidad de los pueblos y de las personas”. Asimismo precisa que la arquidiócesis de Río tiene “la responsabilidad de la capilla de la villa olímpica: somos responsables de coordinar todas las religiones en la villa olímpica”.