Dicen que pasó por la Escuela Diplomática, pero, sinceramente, cuesta mucho creerlo a la vista de los comportamientos inexportables de un ministro de Cultura que prefiere el circo de fin de semana a representar internacionalmente al país que te paga. Pudiera ser que el nieto de aquel falangista navarro condecorado (con premio económico, incluso) por Franco por liquidar enemigos durante la Guerra Civil, tuviera paperas cuando se impartían meras normas del saber hacer y estar.
Está tan pagado de sí mismo que ha dejado en mal lugar a 48 millones de españoles que le pagan el sueldo, coche oficial, Falcon de cuando en vez y mamandurrias varias. El jabo hasta presume de ello ante un clamor popular encorajinado con este populista ex consejero del independentista Romeva… Así les ha ido a los secesionistas.
Lo de Notre Dame es la gota que colma el vaso en unos procederes ridículos como aquella iniciativa de los museos o la cantidad de paqueiradas que acumula, y eso que afirman que es la persona más cercana a la jefa Díaz. Entiendo el malestar que le embarga al ser consciente de que en Moncloa no le ven como ministro, sino como alguien de cuota que necesariamente tiene que pasar por ahí. Es comprensible. Pero, oiga, un poquito de sentido común, de Estado y de curre tampoco hace daño al corazón.
Lo que realmente hará feliz a Urtasun es, sin duda, ese tour/homenaje de los cincuenta años de la muerte de Francisco Franco. Es fácil colegir que su abuelo de camisa azul y mosquetón al hombro le hablaría en su tierna infancia del Caudillo, porque no le fue mal a su familia, cosa que no podemos decir todos durante los cuarenta años que duró la dictadura. En ese periplo, aunque no sea en París, el llamado ministro de Cultura tiene tajo.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 15.12.2024