Como un abuelo en medio de sus nietos, Francisco ha visitado esta mañana en el Aula Pablo VI a los cerca de 250 niños y jóvenes de 5 a 13 años que participan en la edición 2023 de la iniciativa vaticana de verano. Entre música y bailes, el Pontífice ha conversado con jóvenes y animadores y ha recibido sus regalos.
«¿Qué mensaje podemos llevar a nuestros héroes, los padres?», preguntó el pequeño Edoardo al Papa Francisco, que respondió invitando a los niños presentes a repetir varias veces «gracias» a sus mamás y papás por su compromiso en la crianza; «¿Quiénes son los superhéroes del Papa?», fue la pregunta de Elena, a la que el Pontífice, con un deje de emoción, respondió: «Los abuelos», porque «tienen sabiduría. Y por eso es importante» hablar con ellos. Raphael, el mayor de los tres, propone una pregunta algo más desafiante: «En el mundo digital, ¿cómo podemos ser héroes?». Utilizarlo por su utilidad, de forma que nos sirva y no al revés, es la respuesta de Francisco.
Los tres pequeños «entrevistadores» participan con muchos de sus compañeros en el Estate Ragazzi del Vaticano, y esta mañana han recibido la visita del obispo de Roma en la Sala Paul vi, ocupada por juguetes de todas las formas y tamaños. Y como un abuelo en medio de sus nietos -a pocos días de la celebración de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos, que él deseaba vivamente y que se celebra el próximo domingo- Francisco conversó con ellos, dispensándoles gestos de afectuosa ternura.Desde el primer momento, cuando los animadores los reunieron para cantar Jesus Chrst you are my life, la canción que acompañó la entrada del Pontífice, que llegó poco antes de las 9.30 horas. Fue recibido por un estruendoso aplauso de los presentes, especialmente de los jóvenes, que enriquecieron su saludo con un «ciao» a instancias del padre Franco Fontana, director de la comunidad salesiana en el Vaticano y capellán de los Museos Vaticanos.El sacerdote, discípulo de Don Bosco, da la bienvenida al Pontífice en nombre de todos, y luego le explica los criterios de división de los chicos, por grupos de edad, en los equipos de «amarillo» (5-7 años), «verde» (8-10) y «azul» (11-13).
Después, dos jóvenes, Giuditta y Giacomo, presentaron a Francesco el significado y los objetivos de la iniciativa, que se prolongará hasta el 4 de agosto. «Estamos muy agradecidos y contentos de participar activamente en esta maravillosa experiencia», comienza diciendo Giuditta. «Es una experiencia preciosa para todos nosotros, animadores y animadores asistentes, porque nos da la oportunidad de crecer junto a estos pequeños que tantas sonrisas y tantos abrazos nos regalan cada día». Y subraya en particular cómo esta edición se inspira en la carta encíclica Fratelli tutti, «que actúa como brújula en nuestro camino que pretende hacer comprender a los jóvenes lo importante que es generar una fraternidad ‘contagiosa’ entre las personas, para que todos se sientan reconocidos y respetados simplemente como hermanos, redescubriendo la fuerza, el valor y la belleza de las relaciones fraternas». Un camino, prosigue, que quiere subrayar la importancia de las relaciones y del compartir «a través del descubrimiento de emociones y actitudes amables marcadas por la confianza más que por el miedo al otro, por el diálogo más que por la confrontación, por los gestos libres y buenos contra la arrogancia y el egoísmo».
Una verdadera sinodalidad, un caminar juntos, que nos ayuda «incluso a nosotros, animadores y animadores asistentes, a comprender la belleza de lo que hacemos, porque gracias a esta experiencia podemos experimentar de primera mano la importancia de vivir las relaciones entre las personas y de ser hermanos», concluye Giuditta.
Haciéndose eco de ella está Giacomo, que es uno de los «animadores asistentes», es decir, «todos esos jóvenes que, una vez terminada su experiencia en Estate Ragazzi, comienzan una nueva aventura», esta vez como animadores de verdad.»Cuando participábamos en Estate Ragazzi», cuenta al Papa, «los animadores eran nuestros superhéroes, eran esos chicos que queríamos ser por su entusiasmo, su pasión, la capacidad que tenían de hacernos sonreír y querernos».Por eso, señala, «para todos nosotros llevar hoy esta camiseta es un gran regalo, es una gran oportunidad porque nos ayuda a crecer, a responsabilizarnos con la esperanza de que pronto también nosotros seremos animadores y formaremos parte aún más de esta gran familia».
Superhéroes es el término recurrente de la mañana, subrayado por las notas de la canción homónima del rapero italiano Mr. Rain, que habla precisamente de la importancia de ser hermanos.
Fue cantada a voz en grito por los pequeños presentes, y durante la actuación algunos miembros del equipo amarillo ofrecieron al Papa Francisco dibujos realizados en grandes cajas de cartón de colores, que él observó con gran atención, dispensando caricias a los emocionados donantes. Y precisamente la palabra «héroe» fue dibujada en un medallón de cartón entregado al Pontífice, que enseguida se lo puso al cuello.
Al final del breve diálogo, compuesto por tres preguntas y otras tantas respuestas, el animador Sergio, junto con las jóvenes Federica y Giulia, entregaron al Pontífice la mochila y la camiseta de Verano Joven, en vista de la partida hacia la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, «para que nos lleves contigo en este viaje», le dijeron.Al final del encuentro resonaron las notas del tema de los Summer Boys, Bee Heroes, equipos de héroes. Antes de abandonar la sala, el Papa dirigió el rezo del Padre Nuestro e impartió la bendición a los presentes, pidiéndoles que la transmitieran también a padres, abuelos y amigos y que no se olvidaran de rezar por él. Finalmente posó con los protagonistas de este centro de verano dedicado a los hijos de los empleados vaticanos, para las fotos de rigor.
Previamente, el Pontífice se había reunido con los animadores y animadoras del Aula Paul vi, y después con los socios que han apoyado el Verano de los Muchachos, creyendo en el proyecto desde el principio y contribuyendo activamente a él con talleres y otras iniciativas.
ROSARIO CAPOMASI