En su maleta, Sanganyi Namangala Tamy ha traído dibujos realizados por sus alumnos de Kinama, que representan la idea del colegio como refugio. Se llevará otros tantos muy parecidos: los que le entregarán los alumnos del colegio madrileño Nuestra Señora de la Paloma. Este gesto, organizado por Entreculturas, pretendía concienciar a los alumnos de la realidad que viven millones de niños fuera de nuestras fronteras. «Pero no desde una perspectiva paternalista –aclara Raquel Martín, directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de Entreculturas–, sino subrayando que son niños como ellos, que simplemente tuvieron que abandonar su país de un día para otro». Todos los centros que lo deseen pueden sumarse a la campaña visitando la web escuelarefugio.org.
Después de explicarles la realidad de los niños refugiados, Martín mostró a los alumnos del colegio madrileño cómo ese mismo día los niños de Kinama habían hecho sus dibujos. A las mellizas Amaia y Julia, dos de las alumnas que participaron, les llamó sobre todo la atención el colegio del campo de refugiados, «porque tenía el suelo de tierra», las paredes de ladrillo desnudo y el techo de uralita. Invitadas a ponerse en la piel de un niño que tiene que abandonar su país, aseguran que lo que más echarían de menos sería su casa y sus amigos. Pero acaban reconociendo que también el colegio, porque «aunque algunos días no nos apetece ir, allí puedes aprender mucho y tener amigos. Es importante que los niños refugiados puedan ir para formarse y poder trabajar de mayores». En sus dibujos, les preguntan a sus compañeros congoleños qué es lo que más les gusta de la escuela, y acaban dejándoles un mensaje de ánimo: «Que sean valientes y no tengan miedo a la guerra. No están solos».
M. M. L.
Imagen: Alumnos de Nuestra Señora de la Paloma,
con los dibujos que enviarán a Burundi.
(Foto: Daniela Morreale)