Declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid en un acto celebrado hoy, en la Real Casa de Correos, para conmemorar el 38º aniversario del Estatuto de Autonomía y su adaptación a la lectura fácil.
– Considero que el modelo autonómico es el que mejor se ajusta a la realidad territorial de nuestro país si se entiende como lo hemos hecho en Madrid, como pieza fundamental de un puzzle, como parte de una gran familia, pero haciéndolo sin fomentar en ningún caso el sentimiento regionalista, y con vocación universal, como la tienen todos los españoles.
– Los madrileños, al haber utilizado bien nuestras competencias, hemos convertido a Madrid en la primera economía del país y lo somos precisamente porque estas competencias autonómicas nos han permitido hacer reformas liberales, nos ha permitido fomentar la competencia, rebajar la burocracia o bajar impuestos cuando hemos tenido la oportunidad.
– Pero nunca fomentando el localismo lo que, a mi juicio, es una profunda deslealtad con España porque España le pertenece a los españoles y no a los territorios.
– Cuando entró en vigor el Estatuto de Autonomía, la Comunidad de Madrid representaba el 16,5% del Producto Interior Bruto Nacional y éramos la cuarta Comunidad Autónoma desde el punto de vista económico. Hoy ya somos casi el 19,5% y hemos crecido hasta situarnos a la cabeza en estos años.
– Es cierto que no todas las comunidades o no todos los políticos han hecho el mismo uso de las competencias como lo ha hecho Madrid durante estas décadas y algunos lo que han pretendido o han permitido es aprovechar esa descentralización para romper amarras con el proyecto común. Y esto solo ha fomentado más inestabilidad institucional y seguridad jurídica y decadencia económica y, sobre todo, por enfrentar a sociedades que han de ser ese activas porque se es catalán y español, se es madrileño y español del mismo del mismo modo que se es español y europeo.
– Pero está deslealtad de algunos políticos lo que no puede hacer es sentenciar a todo el sistema autonómico que en los momentos más difíciles como, por ejemplo, durante la pandemia se ha demostrado leal a sus ciudadanos y ha demostrado que los contrapoderes como la pluralidad política son necesarios en una democracia como la española