50.000 indígenas y 400.000 afrodescendientes, viven acorralados por la violencia y por la codicia en la tierra más rica en recursos de Colombia, que también es la que da cobijo a los más pobres y abandonados…
Manos Unidas ha hecho de la lucha por la defensa de los Derechos Humanos de estas personas, su causa, impulsando un trabajo de desarrollo integral, que se aglutina en el “Programa Integral de Desarrollo en el Medio Atrato”,con el quemás de 1.000 familias afrocolombianas de 40 comunidades, reciben formación para reafirmar su identidad cultural y fortalecer sus capacidades productivas y de comercialización.
Desde Manos Unidas y enmarcada en nuestra campaña actual «Un mundo nuevo, proyecto común»este verano, nos paramos en el Chocó colombiano, donde cerca de medio millón de personas sufren las consecuencias de un conflicto armado que dura ya demasiado tiempo.
Manos Unidas lleva muchos años trabajando con y para que estas personas recuperen lo que les arrebató la violencia y la codicia y ha hecho de la lucha por la defensa de los Derechos Humanos de de estas personas, su causa.
Colaboramos con la diócesis de Quibdó y la Cocomacia (Consejo Comunitario Mayor de la Asociación campesina integral del Medio Atrato) impulsando un trabajo de desarrollo integral, que se aglutina en el “Programa Integral de Desarrollo en el Medio Atrato”, con el que más de mil familias afrocolombianas de 40 comunidades, están recibiendo formación para reafirmar su identidad cultural y para fortalecer sus capacidades productivas y de comercialización. Este programa, en el que se han invertido más de dos millones de euros, se inició en 2008 y ha contado con el apoyo de instituciones y entidades como el Ayuntamiento y la Comunidad de Madridy de laObra Social La Caixa.
Además, también con la diócesis de Quibdó y la Cocomacia (Consejo Comunitario Mayor de la Asociación campesina integral del Medio Atrato) trabajamos para garantizar el derecho a la tierra de las comunidades afrocolombianas e indígenas, desplazadas por el conflicto y las actividades económicas ilegales. El proyecto, hace hincapié en la mejora de las condiciones de las mujeres, que suponen el 75 por ciento de la población desplazada.
Por otro lado, y ya en la diócesis de Apartadó, colaboramos con la Asociación de Consejos Comunitarios del Bajo Atrato (ASCOBA) y Asociación de Cabildos Indígenas del Bajo Atrato (CAMIZBA), que desarrollan parte de su labor en los municipios de Ríosucio y de Carmen del Darién, caracterizadas por la presencia de comunidades de desplazados por causa del conflicto interno