España vuelve a estar en las primeras páginas de la gran prensa libre mundial. ¿Porque lidera la creación de empleo? No. ¿Porque su economía marca hitos históricos? No. ¿Porque su liderazgo mundial asombra al mundo? No. Es noticia de primera página por la anomalía democrática que supone que un 8% de los votantes se impongan al 92%, o lo que es lo mismo, 20 diputados marcando la pauta a 330.
Nadie por aquellos lares entiende la deriva tomada por el país a la hora de tratar de conformar un gobierno que se precie. Son malas noticias para Sánchez y, por ende, también para el prestigio de un país que está en caída libre. Si no nos respetamos nosotros mismos, cómo carajo nos va a respetar el resto del mundo… La mala noticia para Sánchez es que sus colegas internacionales ya saben a lo que juega. Cierto es que desde la Unión Europea se cuidan muy mucho de «interferir» en los asuntos domésticos españoles; da la casualidad que los intentos de secesión en un Estado miembro ya no es una cuestión interna, sino que afecta al conjunto de la transnacionalidad política. Porque si se produjera o produjese una secesión en el territorio nacional español, la propia UE sería por completo inviable. Habría no menos de 30 territorios reclamando su derecho a seguir los mismos pasos.
El debilitamiento de Sánchez interna y externamente no es una opinión; se trata de un hecho fácilmente comprobable. Lo malo es que este detritus descriptible respecto a su auctoritas nos salpica a los gobernados, mientras una mayoría de esos gobernados miran hacia otro lado. Suficiente tienen, dicen, con sobrevivir cada mes.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OK diario.
Sábado 9 de septiembre 2023.