La plaza de los Mostenses, cerca de la Gran Vía, está ocupada por un mercado del mismo nombre porque allí hubo un convento de monjes premostratenses, con una iglesia magnífica dedicada a su fundador, san Norberto. Y como ese nombrecillo suele trabar la lengua se comenzó a llamarlos simplemente mostenses.
San Norberto había nacido en 1080 en Xanten, en ribera del Rin junto a Colonia, cuyo arzobispo, tío suyo, lo encaminó a ser eclesiástico aunque él no tenía intención de ser ordenado presbítero. Después de su conversión y de su ordenación sacerdotal en 1115, se retiró a Premonstré (Francia) y decidió en 1121 fundar la Cándida y Canónica Orden de los Canónigos Regulares Premostratenses, que combinara contemplación y trabajo, liturgia y apostolado y, por Premonstré, se denominó premostratense. Norberto, que en su vida intervino varias veces en defensa de sucesivos Papas, fue durante ocho años arzobispo de Magdeburgo; murió el 6 de junio de 1134 y fue canonizado por Gregorio XIII en 1582.
Los premostratenses vinieron a fundar a Madrid en 1611 de la mano protectora de Juan de Zúñiga, conde de Miranda, presidente del Consejo de Castilla; su hija Aldonza fue la segunda priora del monasterio de la Encarnación y sucesora de la venerable Mariana de San José.
Una antigua iglesia –y convento– de las dominicas de santa Catalina de Siena, fueron ocupados entonces por los premostratenses; fue edificada de nuevas en 1754 por Ventura Rodríguez, con una fachada convexa entre dos torreones. En 1810 José Bonaparte mandó destruir convento y templo. Silvestre Pérez y Juan Antonio Cuervo, arquitectos discípulos de Ventura Rodríguez, se negaron a derribarla por su valor y, a su pesar, Pepe botella, apodado también Pepe plazuelas por lo que derribó y las que hizo, lo consiguió en 1811. De la iglesia y convento de san Norberto y sus premostratenses, que duraron en Madrid dos siglos cabales, queda el nombre: los mostenses. En 1875 se construyó un mercado en la plaza y en 1946 lo sustituyó otro, el actual.
Por la desamortización de Mendizábal desaparecieron 40 abadías y prioratos que tenía la orden en España; la de La Vid está ocupada ahora por agustinos, el de Villoria de Órbigo por monjas cistercienses y, de la familia premostratense, solo quedan monjas en Toro.
Joaquín Martín Abad