Cualquier otro autor que hubiera gestado un libro como el monumental Viaje al corazón de España se hubiera concedido un buen tiempo de descanso para disfrutar de las mieles del éxito, pero apenas seis meses después Fernando García de Cortázar vuelve a la carga con Católicos en tiempos de confusión (Ediciones Encuentro). Cierto, parte del material es reciclado, por ejemplo algunos artículos del jesuita e historiador en Alfa y Omega, pero se trata de una obra con una nítida unidad interna y que responde a un objetivo muy concreto: denunciar el «desarme ideológico» que se ha producido en España y amenaza con «la destrucción de todo lo hermoso que nuestra civilización había levantado», amenaza que hoy se concreta –dice el autor– en las alianzas entre «una izquierda adolescente y posmoderna» con el «golpismo separatista».
En el alegato de García Cortázar a favor de la recuperación de la memoria, hay, en primer lugar, un llamamiento a los católicos, para que abandonen su silencio por «terror a ser mirados como altaneros residuos del pasado tratando de proteger sus privilegios». Pero igualmente se dirige a los no cristianos. Sin pretensiones de exclusividad para la herencia cristiana, sin nostalgias de tiempos pasados y sin asomo alguno de antimodernismo, les recuerda que «bajo el signo de la cruz el poder fue limitado», se proclamó «la fraternidad intima de los seres creados por Dios» y aún hoy «sigue alzándose el clamor frente a la injusticia». Más allá de convicciones personales, esa cruz «nos identifica, a creyentes y no creyentes, como miembros de una civilización dos veces milenaria. Intentar extirpar esta memoria deja a España desarmada frente a los avatares de la historia e inexorablemente la conduce al suicidio.
Este es «un libro que nos invita a tomarnos muy en serio nuestra fe» y a asumir «nuestros compromisos cívicos», dijo en la presentación, celebrada en la Fundación Rafael del Pino, el escritor Juan Manuel de Prada, quien definió a Cortázar como «un gran patriota» y «un coloso de nuestra cultura». Desde un planteamiento similar, Alfonso Bullón de Mendoza –hablando como historiador pero sobre todo en calidad de presidente de la Asociación Católica de Propagandistas– resaltó que no sería propio de un católico renunciar a transformar la sociedad; mientras que el militar e historiador Hugo O’Donnell, parafraseando a Marcelo en Hamlet, sentenció que «algo huele a podrido hoy en España».
Ricardo Benjumea