El Dicasterio para el Diálogo Interreligioso envía un mensaje a los budistas en ocasión del Vesak, tiempo sagrado que conmemora el nacimiento, la iluminación y la partida de Buda, resaltando la tarea de redescubrir y atesorar la reconciliación y resiliencia en las respectivas tradiciones religiosas, dando a conocer mejor las figuras espirituales que los encarnaron.
6 de mayo 2024.- eLa responsabilidad común como cristianos y budistas de promover la paz, la reconciliación y la resiliencia es el punto central del mensaje enviado por el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso a los budistas con motivo de la conmemoración del Vesak, tiempo sagrado que celebra el nacimiento, la iluminación y la partida de Buda.
Retomando el llamamiento del Papa Pablo VI en su discurso ante las Naciones Unidas el 4 de octubre de 1965, suplicando «Nunca más la guerra», el Dicasterio enfatiza que «ha tenido eco en numerosas reuniones interreligiosas celebradas en los últimos años para condenar la destrucción causada por las guerras en todo el mundo». Se trata de un tema abordado en varias ocasiones, pero puntualizan que «la continua escalada de conflictos en todo el mundo exige una atención renovada a la cuestión crítica de la paz y una reflexión más profunda sobre nuestro papel en la superación de los obstáculos que se oponen a su crecimiento».
«Además, prosiguen, de nuestras oraciones y esperanzas constantes, la situación actual exige de nosotros esfuerzos enérgicos. Para desempeñar nuestro papel en el fin del odio y el deseo de venganza que conducen a la guerra, y en la curación de las heridas que la guerra ha infligido a la humanidad y a la tierra, nuestra casa común, debemos reforzar nuestro compromiso de trabajar por la reconciliación y la resiliencia».
«Si no se tratan adecuadamente las causas profundas del conflicto y la violencia, escriben, el amanecer de una paz duradera es una ilusión, ya que no puede haber paz y reconciliación sin equidad y justicia en la vida política, económica y cultural».
En la carta, recuerdan que «las nobles enseñanzas de nuestras respectivas tradiciones y las vidas ejemplares vividas por aquellos a quienes rendimos culto dan testimonio de los abundantes beneficios de la reconciliación y la resiliencia».
«Cuando se busca el perdón y se sanan las relaciones rotas, los que se habían distanciado se reconcilian y se restablece la armonía».
Como se enseña en los rituales y cultos de ambas tradiciones religiosas, «la reconciliación y la resiliencia son, por tanto, correctivos necesarios frente a una cultura de violencia que a menudo se justifica como respuesta lamentable pero necesaria a acciones militares o terroristas agresivas».
«La reconciliación y la resiliencia nos permiten perdonar y pedir perdón, amar y estar en paz con nosotros mismos y con los demás, incluidos aquellos que nos han hecho daño».
Para concluir, el mensaje nos invita a todos a «redescubrir y atesorar estos valores en nuestras respectivas tradiciones, a dar a conocer mejor las figuras espirituales que los han encarnado y a caminar juntos por la paz», recordando una vez más cómo la reconciliación y la resiliencia nos permiten perdonar y pedir perdón, amar y estar en paz con nosotros mismos y con los demás, incluidos aquellos que nos han hecho daño. A este respecto, recordamos la sabiduría de Buda de que «en este mundo el odio nunca se aplaca con odio, sino con bondad amorosa», y las palabras de San Pablo que, haciéndose eco de la llamada de Jesús al perdón sin límites, instó a los cristianos a abrazar el ministerio de la reconciliación. Incluso el Papa Francisco, en la Encíclica Fratelli tutti, nos asegura que «la reconciliación reparadora nos resucitará, y nos hará perder el miedo a nosotros mismos y a los demás».
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