El Secretario de Estado Parolin, en Bakú para la cumbre sobre el clima, lee el mensaje de Francisco: las naciones ricas deben reconocer la gravedad de tantas decisiones pasadas y perdonar las deudas a los países pobres.
Ciudad del Vaticano, 13 de noviembre 2024.- Es una cuestión de «justicia», no de «generosidad»: los países ricos, conscientes de tantas graves decisiones del pasado, deberían comprometerse «a perdonar las deudas de los países que nunca podrán pagarlas», recordando que entre el Norte y el Sur del mundo existe una verdadera «deuda ecológica» relacionada con los «desequilibrios comerciales con efectos sobre el medio ambiente» y con el «uso desproporcionado de los recursos naturales» durante largos períodos de tiempo. A los más de 50.000 participantes en la Cop29 de Bakú (Azerbaiyán), el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin se hace eco del llamamiento del Papa Francisco. El mismo lanzado en la Bula del Jubileo Spes non confundit, esta vez acompañado de la doble invitación a poner en marcha «una nueva arquitectura financiera internacional», audaz y creativa, y a demostrar, a través de la Cumbre del Clima, que «existe una comunidad internacional dispuesta a mirar más allá de los particularismos y a poner en el centro el bien de la humanidad y de nuestra casa común, que Dios ha confiado a nuestro cuidado y responsabilidad».
Salvaguardar la creación y salvaguardar la paz
En el mensaje leído por Parolin, el Papa Francisco se fija en los datos científicos que dejan claro que no hay más tiempo ni se admiten más demoras: «La salvaguardia de la creación es una de las cuestiones más urgentes de nuestro tiempo. También debemos reconocer que está estrechamente interrelacionada con la salvaguardia de la paz». De hecho, Cop29 tiene lugar en un contexto afectado por «una creciente desilusión con las instituciones multilaterales» y «peligrosas tendencias a construir muros».
“El egoísmo -individual, nacional y de los grupos de poder- alimenta un clima de desconfianza y división que no responde a las necesidades de un mundo interdependiente en el que deberíamos actuar y vivir como miembros de una única familia que habita la misma aldea global interconectada”.
Cultura de respeto a la vida y a la dignidad humana
«El desarrollo económico no ha reducido las desigualdades», escribe el Papa; al contrario, «ha favorecido la prioridad del beneficio y de los intereses particulares en detrimento de la protección de los más débiles, y ha contribuido al empeoramiento progresivo de los problemas ambientales». Para invertir la tendencia y crear una cultura del respeto a la vida y a la dignidad humana, es necesario, para el Pontífice, «comprender que las consecuencias nefastas de los estilos de vida afectan a todos y proyectar juntos el futuro, para que las soluciones se propongan desde una perspectiva global, y no para defender simplemente los intereses de unos pocos países».
“Que las responsabilidades históricas y presentes se conviertan en compromisos concretos y con visión de futuro, para que de estas semanas de trabajo pueda surgir un Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado sobre Financiación Climática, entre los más urgentes de esta Conferencia”.
Deuda externa y deuda ecológica, dos caras de la misma moneda
Debemos entonces «hacer esfuerzos para encontrar soluciones que no socaven aún más el desarrollo y la resiliencia de muchos países que ya están agobiados por una deuda económica paralizante». «Cuando se habla de financiación climática, es importante recordar que la deuda ecológica y la deuda externa son dos caras de la misma moneda, que hipotecan el futuro», afirma el Papa Francisco.
Una nueva arquitectura financiera internacional
La invitación «esencial» es, por tanto, «buscar una nueva arquitectura financiera internacional» que sea «audaz, creativa y basada en los principios de equidad, justicia y solidaridad», pero sobre todo «centrada en el ser humano».
“Una nueva arquitectura financiera internacional que pueda realmente garantizar a todos los países, especialmente a los más pobres y a los más vulnerables a las catástrofes climáticas, vías de desarrollo bajas en carbono y altamente solidarias que permitan a todos alcanzar su pleno potencial y ver respetada su dignidad.”
Los recursos humanos y tecnológicos están ahí para «invertir el rumbo» y «perseguir el círculo virtuoso de un desarrollo integral verdaderamente humano e integrador».
El apoyo de la Santa Sede
Parolin, en nombre del Papa, promete el apoyo de la Santa Sede en todos estos esfuerzos, especialmente en el campo de la educación ecológica integral y en la concienciación sobre el medio ambiente como un «problema humano y social a varios niveles» que requiere sobre todo un compromiso claro por parte de todos: «No podemos pasar de largo y mirar hacia otro lado.
La indiferencia es cómplice de la injusticia». Y para la indiferencia ya no hay tiempo.
“No podemos lavarnos las manos, con distancia, con despreocupación, con desinterés. Este es el verdadero reto de nuestro siglo”.
Acuerdo «ambicioso
Por ello, espera que de la Conferencia de Bakú salga «un acuerdo ambicioso», que conduzca a un «desarrollo verdaderamente integrador». «Les aseguro mi apoyo y el del Santo Padre», concluye el secretario de Estado vaticano, «para prestar un servicio eficaz a la humanidad, para que todos podamos asumir la responsabilidad de salvaguardar no sólo nuestro futuro, sino el de todos».
SALVATORE CERNUZIO