En los primeros días de la guerra más de 2000 personas de Ucrania encontraron ayuda y hospitalidad en el monasterio de las Siervas de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María de Stary Wieś.
Las Siervas de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María de Stary Wieś viven en Przemyśl, a 12 kilómetros de la frontera con Ucrania. Desde las primeras horas del estallido de la guerra se han comprometido a ayudar a los refugiados de Ucrania.
Así lo relata sor Ewa Mehal: “En el primer día de la guerra comenzamos a donar bocadillos, bigos y bebidas calientes en la frontera, en la estación de tren y en el centro de refugiados. Mucha gente llevaba comida para los refugiados, pero nos dimos cuenta de que estas personas dormían en la estación. Nos hemos preocupado sobre todo de asegurar un alojamiento a las madres con niños pequeños, a las personas ancianas y discapacitadas. Íbamos a la estación de tren, donde acampaban los refugiados que esperaban los trenes y les proponíamos pasar la noche con nosotros. Con nuestro coche, los llevábamos a nuestra casa”.
Sin embargo, esto no fue fácil, porque fueron invitados por personas desconocidas para ellos. “Había que ganarse su confianza. Había que romper las barreras, generar la confianza de estas personas porque no todo el mundo quería irse a dormir a un lugar desconocido. Estaban preocupados por lo que sucedería después, lejos de la estación, porque querían estar cerca de la frontera”, recuerda la hermana Ewa.
Sor Ewa Mehal describió los primeros auxilios a los refugiados asustados y hambrientos provenientes de Ucrania: “Lo primero era una comida caliente, se comenzaba por aquí. Luego un baño para lavarse y pasar la noche. Al mismo tiempo, construimos un almacén para tener a mano las cosas más necesarias, porque había muchos benefactores de Polonia y del extranjero. Les preguntábamos a estas personas qué era lo más necesario para continuar el viaje. Llegaban personas muy cansadas que nos decían que hacía días que no se bañaban. A veces llegaban directamente de los refugios”.
Madres con niños pequeños
“Las madres con niños pequeños se encontraban en la situación más difícil. El bebé más pequeño tenía tres semanas. Para estas madres era necesario crear condiciones especiales y los recién nacidos necesitaban un cuidado especial. Creamos un parque infantil en el patio. A veces las familias venían a nosotros tarde en la noche y los niños ni siquiera querían entrar en la casa, pero inmediatamente empezaban a jugar en el patio”, dice la hermana Mehal.
La religiosa recuerda también las salidas durante las noches: “A veces, cuando alguien tenía necesidad, íbamos a la estación a medianoche. En estos casos, a menudo se trataba de niños pequeños. Los voluntarios llamaron desde la estación diciendo que había una familia o una madre con varios niños que no tenía un lugar para dormir. Los llevábamos a casa. Luego los llevábamos al tren en el que querían continuar su viaje”.
Todas las hermanas estaban implicadas en la ayuda a los refugiados
“Por el gran número de refugiados que llegaban continuamente a la Casa de Przemyśl (unas 40 personas al día), fuimos sostenidas por nuestras hermanas de las otras casas de la Congregación. Llegaron a Przemyśl para socorrer a los refugiados, entre ellas, 3 religiosas que trabajan en Ucrania y que la guerra sorprendió en Polonia: sor Krystyna, sor Lucja y sor Irina. Su conocimiento de la lengua ucraniana ha ayudado en la comunicación con los refugiados”, dijo sor Mehal.
La organización de una ayuda tan rápida y eficaz ha sido posible gracias a la participación de muchas personas. Sor Ewa Mehal ha subrayado: “Todas las hermanas –tanto en Polonia como en el extranjero, también en Ucrania– se han implicado en la ayuda a los refugiados a través de la oración y el servicio, donando ofertas en dinero y en bienes materiales, organizando colectas y participando en iniciativas. También prepararon transportes de alimentos, ropa, medicamentos, materiales para aderezos, productos de higiene”.
Gratitud
Las personas que han experimentado esta ayuda están muy agradecidas. Aquí está uno de los correos electrónicos que enviaron a las hermanas en Ucrania que ofrecieron primeros auxilios en sus hogares.
“Queremos agradecer de corazón a las Hermanas por el coche que nos han ofrecido en nuestro viaje hacia la nueva casa en Inglaterra. La posibilidad de habitar entre vosotros ha multiplicado en nosotros la fe en el ser humano; a pesar de los difíciles momentos vividos en el presente, hemos podido descubrir una mano tendida. Estamos, toda la familia, muy agradecidos por la ayuda ofrecida. También ha sido para nosotros la experiencia del amor de Dios y de su presencia en nuestra vida. Él no nos deja solos, pero sobre todo en los momentos difíciles, nos ha enviado a sus ángeles que han cuidado de nosotros. De Taras”. De estos agradecimientos hay muchos.
Ayuda de las hermanas en Polonia
Más de 1.000 casas de religiosas en Polonia están comprometidas de diferentes maneras desde el inicio del conflicto en ayuda a los refugiados de Ucrania. Además de las actividades en Polonia, en Ucrania actualmente ejercen su ministerio 154 hermanas polacas, es decir, en total el 40% de las hermanas en Ucrania. Según los datos más recientes recogidos por la Consulta de las Congregaciones Religiosas Femeninas, actualmente los ucranianos están presentes en 213 casas y centros religiosos. Las personas que deseen apoyar a las hermanas en la ayuda a los ucranianos pueden ponerse en contacto con la Consulta de las Congregaciones Religiosas Femeninas.
P. PAWEL RYTEL-ANDRIANIK
Imagen: Siervas de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María en el almacén
donde se recogen las cosas para los refugiados.
(Photo Credit: Private Archives)