Mensaje del Papa.
(ZENIT).- El Papa Francisco exhortó a los miembros de los episcopados europeos a observar en estos días los “signos de esperanza” en la Europa actual: “Hay muchos de ellos, con frecuencia escondidos y a menudo tendemos a no darnos cuenta. Los vemos a partir de la preocupación de muchos de nuestros hermanos por los que sufren y tienen necesidades, especialmente los enfermos, los presos, los pobres, los migrantes y los refugiados; como también en el compromiso en campo cultural, especialmente en la educación de los más jóvenes, que son el futuro de Europa”.
El Santo Padre envió un mensaje a los participantes de la Asamblea Plenaria anual del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa, en curso desde el 3 al 6 de octubre de 2019 en Santiago de Compostela (España), bajo el título: “Europa, ¿hora de despertar? Signos de esperanza”.
En sus palabras, Francisco reseñó que esta asamblea constituye “una provocación para reflexionar sobre los caminos que se pueden seguir para dar nuevamente la esperanza a Europa”.
Redescubir la riqueza de Europa
Así, resulta significativo el hecho de que la reunión se celebre en la ciudad en la que se encuentra la tumba del Apóstol Santiago “que desde tiempos inmemoriales ha sido el destino de muchos peregrinos de toda Europa, quienes ponen sus aflicciones, súplicas y esperanzas en las manos del Apóstol”, explicó el Pontífice.
El Obispo de Roma manifestó que Santiago de Compostela es “una ciudad del extremo oeste de Europa” en la que “converge todo el Continente. En ella se encuentran el centro y la periferia” y constituye “un lugar altamente simbólico para redescubrir la gran riqueza de Europa unida en su tradición religiosa y cultural, pero tan marcada por las múltiples peculiaridades que conforman su riqueza”.
“Europa entera se ha encontrado a sí misma alrededor de la ‘memoria’ de Santiago, en los mismos siglos en los que ella se edificaba como continente homogéneo y unido espiritualmente”, apuntó Francisco remitiendo a las palabras de Juan Pablo II en 1982.
Caridad y testimonio
Además, ante las tendencias de nuestro tiempo, repleto de “laceraciones y oposiciones”, resaltó que la caridad es el antídoto más grande: “Que el vuestro sea, por lo tanto, un compromiso de caridad. Este es el camino principal de la vida del cristiano, como nos enseña el mismo Señor Jesús: porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver” (Mt 25, 35-36).
Por otra parte, el Papa también pidió a los representantes de las Conferencias Episcopales que ellas no disminuyese el compromiso, “a menudo perdido”, de dar testimonio de fe, recordando que la fe no se transmite a través del proselitismo, sino a través de la atracción, del testimonio.
En este sentido, el Pontífice aclaró que “no se trata de representar esquemas del pasado, sino de dejarnos guiar por el Espíritu del Señor para proponer la alegría que emana del Evangelio a los hombres y a las mujeres que encontramos en nuestro ministerio cotidiano”.
Ejemplo de tres santas europeas
Y puso como ejemplos inspiradores a santa Brígida de Suecia, santa Catalina de Siena y santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), tres santas europeas que Juan Pablo II nombró copatronas de Europa en 1999.
“Juntas nos muestran la caridad vivida en la familia, fundamento de toda sociedad humana, y como servicio al prójimo en la verdad y en el sacrificio. Sus gestos sencillos están plenos de esperanza, pues están plenos de ese amor que ‘mueve el sol y otras estrellas’ y que nos hace plenamente humanos”, indicó.
Finalmente, el Papa Francisco deseó que “en la fidelidad a Su Señor y a las propias raíces, no falte el pueblo de Dios que trabaja por un nuevo humanismo europeo, capaz de dialogar, integrar y de generar, valorizando al mismo tiempo lo que es más valioso para la tradición del continente: la defensa de la vida y de la dignidad humanas, la promoción de la familia y el respeto de los derechos fundamentales de la persona. A través de este compromiso, Europa podrá crecer como una familia de pueblos, tierra de paz y de esperanza”.
LARISSA I. LÓPEZ
Imagen: Asamblea de las Conferencias Episcopales Europeas,
Santiago de Compostela
(Foto: © Archidiócesis de Santiago)