La campaña destaca la importancia de nuestros hábitos de vida para un modelo de desarrollo justo, solidario y sostenible
Las entidades promotoras de la Campaña centrarán durante los dos primeros meses de 2017 su trabajo de sensibilización en el punto 3 del “Decálogo Verde”
Siguiendo el calendario bimestral de sensibilización fijado dentro de la Campaña SI CUIDAS EL PLANETA, COMBATES LA POBREZA para impulsar el compromiso de los cristianos y la sociedad en general por un modelo de desarrollo justo, solidario y sostenible, durante los meses de enero y febrero de 2017 el foco va a situarse sobre el tercer principio del “Decálogo Verde” de la Campaña, que reza «Valorarás la importancia de tus comportamientos cotidianos».
Ante la sensación de que la tarea de transformar el mundo puede parecer utópica o irrealizable, las entidades promotoras de esta iniciativa –Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y REDES (Red de Entidades para el Desarrollo Solidario)—, apuestan por reivindicar el valor de las pequeñas aportaciones personales a la hora de implicarse en la protección del mundo natural y social en el que vivimos, en el cuidado de las personas y en la lucha contra la pobreza.
En la encíclica Laudato si´, inspiradora de la Campaña, el papa Francisco es claro y contundente al respecto. “Junto a la importancia de los pequeños gestos cotidianos, el amor social –dice el pontífice— nos mueve a pensar en grandes estrategias (…) Un cambio en los estilos de vida podría llegar a ejercer una sana presión sobre los que tienen poder político, económico y social”.
Por eso, el tercer “principio verde” de la Campaña destaca la importancia que tienen nuestros hábitos de vida, porque, como se señala en los materiales preparados para este bimestre, “cuando somos capaces de atender a nuestros comportamientos cotidianos y de tratar de irlos ajustando a lo que creemos bueno, justo y solidario, podemos ir viendo cómo las cosas cambian a nuestro alrededor”. Para ello, es necesario “romper la lógica individualista, consumista y depredadora de recursos naturales, si queremos ser cuidadores del planeta y de los seres humanos que lo habitamos”.
¿Qué podemos hacer o dejar de hacer?
El inicio de un nuevo año es una buena ocasión para incorporar cambios responsables en nuestros comportamientos cotidianos que contribuyan al cuidado de la Creación.
Algunas de estas prácticas y gestos que están a nuestro alcance van desde pausar nuestro ritmo de vida o usar con preferencia el transporte público y la bicicleta y compartir el uso de los vehículos privados, a consumir siempre que sea posible más productos ecológicos y de Comercio Justo, hacer un uso racional del papel y del agua, o reciclar correctamente los desechos y aumentar el uso de elementos reutilizables. Asimismo, la Campaña propone optar por aparatos eléctricos con certificado energético y alargar al máximo su vida útil, impulsar el consumo doméstico de energías renovables o hacer un uso social y responsable de nuestro dinero.
Voces que claman
Como en los dos principios ya abordados en los cuatro últimos meses de 2016, también en esta ocasión se recurre a testimonios reales para visualizar la trascendencia que tiene cada una de las propuestas para avanzar en el cuidado de la Creación.
Para ilustrar el tercer “principio verde” se recoge el relato que Carmen Nango, presidenta de la organización indígena Uru Warmi de Puyo (Ecuador), hace de su padre, que “defendió nuestro territorio, llamado Canelos, hace mucho tiempo, cuando tenía 24 años”.
“Le eligieron presidente de la comunidad –cuenta Carmen—. En ese momento empresas extranjeras querían adueñarse de Canelos y mi padre pensó: ´Si yo destruyo esta comunidad, mis hijos, mis compañeros, mis amigos, ¿dónde van a ir?´. Entonces dijo `no, yo tengo que luchar, defender mi territorio´. Le ofrecieron que vendiera las tierras y le daban a cambio plata y él sostuvo: ´¿De qué me sirve tener plata?, ¿a dónde voy? Si me toca perder la vida por mi comunidad, así voy a dar más vida´. Luchó y así logró mantener la comuna Canelos, donde ahora vivimos”.
Para esta líder indígena, “defender el territorio, tiene que ver con la naturaleza. Talar un árbol es talar una vida; por eso, cuando yo llegue a ser autoridad, voy a exigir eso, porque si sembramos un árbol, vamos a sembrar una vida. Conozco los derechos que tengo, los derechos que tenemos todos y que podemos exigir, pero también sé que debemos cumplir lo que a nosotros nos toca”.
“Queremos salir adelante –afirma Carmen— como mujeres, con nuestros hijos, sin perder nuestras costumbres, enseñar a nuestros hijos nuestra cultura, cómo sembrar la yuca, porque yo he visto que no es necesario talar un árbol ni explotar petróleo”.