Al menos cinco personas murieron y otras tres resultaron heridas en el ataque de un hombre armado -posteriormente abatido- en Daguestán, sur de Rusia, producido en las inmediaciones de la iglesia de san Jorge.
El ataque se produjo el domingo 18 de febrero en la ciudad de Kizliar cuando un hombre disparó con una escopeta de caza contra los fieles que salían de Misa. Logró matar a cuatro mujeres e hirió a una quinta –que posteriormente falleció en el hospital–, así como a un policía y a un miembro de la Guardia Nacional rusa.
El párroco de la iglesia cuyos fieles murieron en el ataque relató al portal RBC que el suceso tuvo lugar después de una Misa, «cuando la gente empezó a salir. Nada más escuchar los disparos fuimos a cerrar las puertas para que (el atacante) no pudiera entrar. Llevaba un rifle y un cuchillo», dijo el padre Pável.
El patriarca de Moscú, Cirilo, «está profundamente impactado –ha declarado su portavoz, Alexander Volkov, a través de Telegram–. Ofrece sus más sinceras condolencias a los familiares y seres queridos» de los asesinados y «reza por el eterno descanso de sus almas». Para la Iglesia ortodoxa rusa, el atentado es una provocación dirigida a promover la discordia entre ortodoxos y musulmanes, que han vivido en paz en el Cáucaso durante siglos.
En este sentido, señala que el tiroteo tuvo lugar en vísperas del inicio de la Gran Cuaresma ortodoxa.Por todo ello, el Patriarcado de Moscú exige «una investigación exhaustiva» del crimen.
El Estado Islámico ha reivindicado la autoría del tiroteo, si bien no ha presentado pruebas que respalden que Jalilov -quien murió tiroteado por las fuerzas de seguridad- sea miembro del grupo yihadista. Desde esta mañana, los habitantes de Daguestán están colocando flores junto a la catedral ortodoxa de la localidad de Kizliar.
Alfa y Omega
(Foto: EFE/EPA/STR)