El secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolin, repasa en una entrevista con el diario Avvenire los grandes hitos diplomáticos del pontificado de Francisco, y destaca el acuerdo con China, el inminente encuentro con Putin o el documento de Al-Azhar. Pero lo que más le impresiona de todo es «la serenidad del Papa», que puede estar preocupado por los problemas, «pero siempre los afronta con una gran paz interior».
La diplomacia de la Santa Sede. Según el secretario de Estado vaticano, los objetivos diplomáticos se «sintetizan en la búsqueda y promoción de la paz». Además, el Papa propone «tres características particulares» en el ámbito diplomático, aseveró Parolin. En primer lugar, el Pontífice «nos invita a no considerar los problemas en abstracto, sino en concreto, teniendo siempre delante de nosotros los rostros de las personas: niños, ancianos, marginados, víctimas de la violencia». La segunda característica, añadió el Secretario de Estado, es la vinculada a las periferias. «Antes había una visión predominantemente eurocéntrica, pero el Papa intenta introducir una perspectiva diferente. Son las periferias las que ayudan al centro a comprender la realidad del mundo de hoy». La tercera característica «es la de la proactividad: no limitarse a reaccionar ante las crisis, sino tratar de prevenirlas y estar presentes, teniendo en cuenta los modestos medios de que disponemos».
«No han sido años tranquilos», afirmó el diplomático. Y señaló, entre otras, «las críticas suscitadas por el acuerdo con China, o las tensiones relacionadas con el impulso reformista de Francisco». Eso sí, «siempre me ha impresionado su serenidad. El Papa puede estar preocupado por los problemas, pero siempre los afronta con una gran paz interior». Sobre China, el primer resultado positivo «es que ahora todos los obispos chinos están en comunión con el Papa. Dos de ellos, por primera vez, participaron en el Sínodo de la Juventud el pasado mes de octubre. Ahora estamos empezando a hacer realidad este acuerdo. De hecho, ya se buscan candidatos para las nominaciones en las diversas diócesis vacantes». «Habrá momentos difíciles –añadió–, pero se ha creado una cierta confianza mutua que podemos aprovechar para enfrentarnos a problemas futuros. Esperemos que este acuerdo sea una pequeña semilla que pueda brotar y dar fruto».
Encuentro del Papa Francisco y Putin
El 4 de julio, el Papa Francisco recibirá al presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin. «Se considera un hombre religioso, y por eso creo que reconoce en el Papa la encarnación de valores que considera importantes en su vida. También está la atención de Rusia a cuestiones como la protección de los cristianos en Oriente Medio y la crisis de los valores cristianos en las sociedades occidentales. La reunión será una oportunidad para abordar cuestiones que preocupan a la Santa Sede, como la situación en Siria y el conflicto en la región oriental de Ucrania».
El director de Avvenire, Marco Tarquinio, recordó también que los obispos católicos de Tierra Santa han declarado recientemente que consideran «retórica vacía» la fórmula «dos pueblos-dos estados». El secretario de Estado afirmó que, desde la Santa Sede, «creemos que a nivel de principios sigue siendo válida la fórmula de los dos estados con fronteras definidas de manera común e internacionalmente reconocida sobre la base de las resoluciones de las Naciones Unidas. Pero es cierto que esta fórmula se encuentra con un creciente escepticismo en la opinión pública. Y por eso hay muchas dudas sobre su viabilidad». «Creemos –añadió– que la única manera es a través del diálogo directo entre israelíes y palestinos. Solo se puede reiniciar con la condición de un mínimo de confianza mutua que hoy falta».
El cardenal Parolin se refirió entonces a la relación entre cristianos y musulmanes. Destacó, en concreto, que el documento sobre la fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia, firmado en Abu Dabi por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb, «es un paso muy importante en el diálogo con el Islam». De hecho, «un concepto importante que se encuentra en el texto es el de ciudadanía: todos los habitantes de un país son ciudadanos con los mismos derechos y deberes ante cualquier distinción religiosa. Es una buena señal que este documento en algunos países islámicos ya haya entrado en el plan de estudios de las escuelas y universidades».
El deber moral de acogida
¿Cómo conciliar el deber moral de acogida con la virtud política de la prudencia?, preguntó Tarquinio. «La Iglesia –respondió Parolin– debe recordar las exigencias del Evangelio, y los laicos deben tener autonomía sobre las decisiones que pertenecen a la política». Y estas últimas «deben ser respetuosas de la persona humana, de su dignidad y de sus derechos».
Parolin también habló sobre la preocupación de algunos «por la naturaleza política del sínodo en referencia a la soberanía sobre la Amazonía». La Santa Sede, aclaró, «reitera el carácter eclesial y pastoral del acontecimiento. Eso no significa, sin embargo, ignorar la realidad concreta, los problemas experimentados por los pueblos de esa región y el hecho de que la Amazonía es también un bien de la humanidad y como tal debe ser preservado».
Finalmente, el purpurado, refiriéndose a la situación en Venezuela, subrayó que «la solución debe ser esencialmente política. Hay varias propuestas sobre la mesa –por ejemplo, en las negociaciones patrocinadas por Noruega–, pero necesitan sabiduría, valor y voluntad para buscar el verdadero bien de la población por parte de los actores implicados. La Santa Sede no cesa de acompañar al país, apoyando todas las iniciativas que puedan favorecer desarrollos positivos».
Alfa y Omega/Vatican News
Foto: REUTERS/Tony Gentile