Hay un enfrentamiento de los mapuches desde los años 90 contra los agricultores y empresarios, debido a la propiedad de la tierra
El gobierno chileno está organizando una inaudita mesa de diálogo para hacer frente al conflicto en la zona Mapuche: lo ha confirmado a la prensa local el obispo de la diócesis de Temuco, Mons. Héctor Eduardo Vargas Bastidas, S.D.B., a quien la Subsecretaria del Interior le ha solicitado que tome parte como principal organizador para contactar a los representantes del mundo mapuche. “Es una iniciativa que surge del gobierno y que debe ser anunciada muy pronto” ha dicho Mons. Vargas.
Lo indicó la agencia de noticias Fides, precisando que en esta “primera mesa de diálogo mapuche” en el segundo mandato de la presidenta Michelle Bachelet, se espera que participen dirigentes mapuches, agricultores y personalidades del mundo académico, como el premio Nacional de Historia, Jorge Pinto.
No se descarta que se llame a intervenir a miembros de los forestales y líderes del movimiento mapuche más radical: ambos sectores han sido también contactados por el gobierno, según la nota recibida en la Agencia Fides enviada por una fuente local.
Más de una decena de templos religiosos fueron quemados en las últimas semanas en la región de La Araucanía, en el sur de chile en ataques atribuidos a grupos radicales de indigenas mapuche.
El obispo de Temuco en una entrevista dada en abril a un periódico local, ya explicaba que “las iglesias quemadas se encuentran ubicadas en las comunidades mapuches, tenemos que pensar que estas iglesias fueron construidas por ellos mismos.
Los mapuches, tales como el Grupo de los ‘loncos’, son los primeros animadores de las comunidades: dirigen el catecismo, son misioneros laicos, tienen incluso seminaristas. Ahora la gente tiene miedo. Estos ataques no sólo afectan a la Iglesia, sino a la misma comunidad local”. “El pueblo mapuche es profundamente religioso”, dice el obispo, “y la solución definitiva parte del diálogo”.
Sólo en la diócesis de Temuco, las actividades pastorales llegan a un millar de comunidades mapuches. Este trabajo también implica mejorar la dignidad, la cultura y los derechos del pueblo mapuche, promoviendo instituciones que mejoren su calidad de vida, tales como la formación de micro-empresas y aumentar la productividad de sus tierras”.
En la Araucanía chilena, el llamado “conflicto mapuche” mantienen enfrentados desde los años 90 al grupo étnico más grande e importante del país, contra los agricultores y empresarios, debido a la propiedad de la tierra, considerada por los Mapuche un “patrimonio ancestral”. En las últimas semanas se han producido varios incidentes de choques violentos entre indígenas mapuches y miembros de algunas de las comunidades de los agricultores locales.