Francisco dedica la Catequesis de este miércoles para hacer una reflexión sobre su reciente viaje a Hungría donde ha estado 3 días visitando al pueblo húngaro. Ha hablado de las fuertes raíces del pueblo húngaro, pero también de la peligrosa persecución de la mundanidad, provocada por el consumismo.
Ciudad del Vaticano, 3 de mayo 2023.- Son dos las imágenes que el Pontífice ha querido proyectar para reflexionar acerca de su último viaje a Hungría: las raíces y los puentes.
Las raíces: la fuerza frente a la persecución comunista y nazi
“He visto mucha gente sencilla y trabajadora custodiar con orgullo el vínculo con las propias raíces. Y entre estas raíces están sobre todo los santos: santos que han dado la vida por el pueblo, santos que han testimoniado el Evangelio del amor, y que han sido luz en los momentos de oscuridad” ha explicado el Papa ante los fieles presentes en la Plaza de San Pedro.
Y hablando de raíces, el Papa también ha explicado que las sólidas raíces cristianas del pueblo húngaro han sido puestas a prueba. “Su fe, fue probada por el fuego”. Y es que durante la persecución atea del siglo XX los cristianos fueron golpeados violentamente, con obispos, sacerdotes, religiosos y laicos asesinados o privados de la libertad. Y mientras se intentaba talar el árbol de la fe – asegura el Papa – “sus raíces permanecían intactas: se mantenía una Iglesia escondida, pero viva, fuerte, con la fuerza del Evangelio”. Además, el Papa recuerda que esta última persecución comunista fue precedida de la nazi, con la trágica deportación de mucha población hebrea, “pero en ese atroz genocidio muchos destacaron por la resistencia y la capacidad de proteger a las víctimas, y esto fue posible porque las raíces de la vida juntos eran firmes”.
También hoy el pueblo húngaro se enfrenta a otra persecución
El Pontífice ha subrayado que también hoy la libertad está amenazada, “sobre todo, con los guantes blancos, de un consumismo que anestesia, por lo que nos conformamos con un poco de bienestar material y, olvidando el pasado, se “flota” en un presente.” Se trata – ha dicho – “de la peligrosa persecución de la mundanidad, provocada por el consumismo”: “Cuando lo único que cuenta es pensar en sí y hacer lo que se quiera, las raíces se ahogan”. Y esto – asegura – “es un problema que tiene que ver con toda Europa, donde dedicarse a los otros, sentirse comunidad, sentir la belleza de soñar juntos y crear familias numerosas está en crisis. Toda Europa está en crisis”.
Construcción de puentes: desafío hoy irrenunciable para todos
Después de las raíces la segunda imagen que ha proyectado el Papa con “los puentes”. “Budapest – explica – nacida hace 150 años de la unión de tres ciudades, es célebre por los puentes que la atraviesan y unen las partes. Esto ha recordado, especialmente en los encuentros con las autoridades, la importancia de construir puentes de paz entre pueblos diversos. Hermoso, en este sentido, el puente humanitario creado por tantos refugiados de la cercana Ucrania, que he podido encontrar, admirando también la gran red de caridad de la Iglesia húngara”.
Francisco ha afirmado que Hungría está muy comprometida en la construcción de “puentes para el mañana”: “Su atención por el cuidado ecológico – y esto es algo muy, muy bonito de Hungría, el cuidado ecológico – y por el futuro sostenible, es grande, y se trabaja para edificar puentes entre las generaciones, entre los ancianos y los jóvenes, desafío hoy irrenunciable para todos”.
Por último, reflexiona acerca de los otros puentes que la Iglesia está llamada a tender hacia el hombre de hoy, “porque el anuncio de Cristo no puede consistir solo en la repetición del pasado, sino que siempre necesita ser actualizado, para poder ayudar a las mujeres y a los hombres de nuestro tiempo a redescubrir a Jesús”. Finalmente, recordando con gratitud los hermosos momentos litúrgicos, la oración con la comunidad greco-católica y la solemne celebración eucarística con tanta participación, recuerda “la belleza de crear puentes entre los creyentes”.
MIREIA BONILLA