El cardenal Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, ha enviado a los obispos de todo el mundo su carta anual de cara a la colecta del Viernes Santo en favor de Tierra Santa, »el Oriente de nuestra redención», como escribe en el texto publicado y fechado el pasado 10 de febrero. »Allí -prosigue el prelado-están nuestras raíces, allí nuestro corazón: somos deudores de aquellos que de allí partieron para llevar la fe al mundo; y deudores de aquellos que allí han permanecido, pese a los conflictos que siempre la han martirizado, para testimoniar nuestra fe, para cuidar de las huellas que –dejadas por Jesús– nos permiten tocar con la mano la verdad de nuestro credo».
»Esta Tierra llama en causa a nuestra caridad. Desde siempre, y hoy con aumentada urgencia -observa- Porque todas las personas que allí viven y operan, tienen necesidad de nuestras oraciones y de nuestra ayuda concreta, para ser sostenidas en su voluntad de aliviar las heridas, continuando con confianza en el empeño por realizar la justicia y trabajar por la paz. En este Año jubilar se nos exhorta más que nunca a demostrar nuestra misericordia y cercanía a nuestros hermanos de Medio Oriente. Los refugiados, los evacuados, los ancianos y los niños tienen necesidad de nosotros. En esta tierra de Oriente la gente muere. Se es víctima de asesinatos y de raptos, se vive en ansia y angustia por los seres queridos, se sufre cuando la familia es separada por las emigraciones y los éxodos. Se experimenta la oscuridad y el miedo del abandono, de la soledad y de la incomprensión. Es tiempo de pruebas y de retos, es tiempo de martirio. Y todo esto redobla el deber de ayudar, de hacer frente a las emergencias, de reconstruir y de encontrar espacios, de crear nuevos modos y lugares de agregación, de asistencia».
»No podemos quedarnos indiferentes. ¡Dios no es indiferente! ¡A Dios le importa la humanidad, Dios no la abandona!». Exprésese esto en el tender la mano para ofrecer generosamente la propia contribución y no se tenga miedo de continuar las peregrinaciones a los Lugares de nuestra salvación, incluso procurando visitar en ellos las escuelas y los centros asistenciales, lugares donde se hacen cercanos a nosotros los cristianos locales y donde podemos escuchar sus testimonios. La Colecta de Tierra Santa nos llama a un deber “antiguo”, que la historia de estos últimos años ha hecho aún más urgente, pero nos da la alegría de ayudar a nuestros hermanos».
La Colecta en favor de Tierra Santa se destina a Israel, los Territorios Palestinos, Jordania, Siria, Líbano, Chipre, Egipto, Etiopía e Eritrea, Turquía, Irán e Irak.
En un informe, agregado a la carta del cardenal, se da cuenta de las actividades realizadas en Tierra Santa por la Custodia franciscana gracias a la colecta de 2015 destinadas tanto a los peregrinos (restauración de algunos de los Santos Lugares y obras para mejorar la acogida) como a las comunidades locales (consultorios familiares, ayuda a empresas artesanales, bolsas de estudio, viviendas que den la posibilidad a los jóvenes núcleos familiares de permanecer en Tierra Santa, escuelas, asistencia médica y social).
Entre las otras obras este año se ha prestado una especial atención a los cristianos de Líbano y Siria que viven en situación de extremada necesidad a través del envío de ayuda en metálico para el sostén de las comunidades locales, la reconstrucción de infraestructuras y la realización de nuevas obras.