El perfil de persona atendida por Cáritas Española en 2018 fue una mujer, española, de entre 30 y 54 años, con hijos a su cargo y que alterna periodos de trabajo con búsqueda activa de empleo.
Cáritas Española salió al paso de los estereotipos, bulos o noticias falsas sobre inmigrantes que afirman, por ejemplo, que se quedan con todas las ayudas sociales. Y lo hizo con los datos de su Memoria 2018 presentada este jueves en Madrid. «Tenemos que desmentir el estereotipo tan repetido de que las personas extranjeras copan los recursos de Cáritas y otras entidades. Nuestros datos confirman que la mayoría de las personas acompañadas por Cáritas son españolas o de la UE (60%)», explicó en rueda de prensa Natalia Peiro, secretaria general de la entidad eclesial.
De hecho, el retrato robot de los atendidos es una mujer, española, de entre 30 y 50 años, y con hijos. Personas que llevan en torno a cuatro años siendo acompañadas en los distintos recursos de Cáritas. En total, en 2018, la entidad de la Iglesia acompañó a 2,7 millones de personas dentro y fuera de España y se invirtieron para ello –a través de los diferentes programas– 353 millones de euros.
Con todo, Peiro añade que Cáritas, como expresión de la Iglesia samaritana, no hace acepción de personas a la hora de prestar ayuda a quien lo solicita». Pero también apunta que hay que ser conscientes de que las personas inmigrantes extracomunitarias «duplican el riesgo de pobreza y exclusión social de las personas autóctonas, como resultado de un marco legal que dificulta su acceso y permanencia al derecho al trabajo, lo que dificulta la disponibilidad de unos ingresos económicos suficientes para afrontar gastos básicos como la vivienda, la alimentación o el vestido».
Por ello, mostró la preocupación de Cáritas por las «actitudes particularistas, por las que cada uno solo piensa en el bien de su territorio, de su grupo, de su etnia y de sí mismo, sin importarle el cómo vive o sufre su vecino. Un caldo de cultivo para la aparición de la xenofobia».
Las cifras globales de la Memoria no han variado mucho de un año a otro, siendo la tónica dominante «la continuidad», aunque Peiro quiso llamar la atención de algunas cuestiones preocupantes. Habló de la emergencia social que supone lo que llamó «la sociedad expulsada», en total 1,8 millones de personas, 200.000 más que antes de la crisis económica. Un colectivo que, además, es invisible para gran parte de la sociedad y también para el poder político, sobre el que no ejercen ningún tipo de presión.
También se refirió a «la sociedad insegura», seis millones de personas que viven «en el filo de la navaja» por el modelo de empleo y vivienda de nuestro país. «Ingresos insuficientes del empleo y coste elevado de la vivienda impide alas personas de la exclusión más severa salir del pozo», añadió.
Como buenas noticias, cabe destacar la tendencia al alza del número de voluntarios que alcanza la cifra de 84.551, la más alta de los últimos cinco años, y el aumento de las aportaciones privadas, que ya suponen el 73,1% de la inversión total de Cáritas Española.
En la presentación participaron también el obispo auxiliar de Santiago de Compostela y responsable de Cáritas en la Conferencia Episcopal, Jesús Fernández, y el presidente de la entidad, Manuel Bretón. El prelado recordó el Sínodo sobre la Amazonía que se está celebrando en Roma y manifestó el compromiso de Cáritas con el cuidado de la Casa Común, con un modelo de desarrollo sostenible e integral –no puede haber solo una ecología verde–, puesto al servicio de las personas y la defensa de sus derechos y dignidad». Bretón hizo un llamamiento a superar los retos que tenemos como sociedad, sobre todo, en unos momentos que definió como de «incertidumbre política» y cuando las previsiones económicas «no son especialmente positivas para poder construir el futuro de una socieda más solidaria».
F. Otero
(Foto: Cáritas Española)