El arzobispo de Madrid lamenta que haya «medios que, por desgracia, se dedican a deshacer a los demás. Y en nombre de Jesucristo, que es lo grave»
«La Iglesia de la Cruz es la Iglesia de la ternura y de la misericordia». Así lo ha subrayado el cardenal Osoro en la conferencia de clausura del curso Una aproximación teológica a la relación entre corporalidad y sacramentalidad de la Universidad Eclesiástica San Dámaso (UESD), enmarcado en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense en El Escorial.
El arzobispo de Madrid ha lamentado que a veces se entiendan «como algo de rebajas» cuando en realidad son actitudes «de orden antropológico» que están «inscritas en nosotros desde el momento de nacer» y revisten «un profundo contenido del Misterio tanto para nosotros como para los demás».
La misericordia y la ternura –ha explicado– nos abren «a la compasión, al encuentro…» y se oponen a «dos actitudes existenciales casi siempre relacionadas entre sí», muy presentes en nuestra cultura: «la dureza del corazón, que es como un muro, como cerrazón mental, y el repliegue sobre uno mismo».
El gran canciller de la UESD ha animado a vivirlas desde el «ser», ocupándonos del otro como «nos enseña Cristo», y lo ha contrapuesto al «tener», que «califica la relación con la alteridad en términos de posesión»: «Yo soy lo que tengo, o yo tengo porque soy. Cuanto más tengo, más soy; o cuanto más soy, más tengo. La realidad me domina, o yo domino la realidad».
En estos momentos es necesario superar «el doble riesgo de tener solamente o de parecer solamente» porque «la felicidad no consiste en la posesión de cosas, sino en la disponibilidad para compartir con los semejantes lo que tenemos y lo que somos». «Dios nos impulsa a ser», ha aseverado, para luego remarcar la importancia de «ver que la ternura de ser se hace siempre ternura de amar y la ternura de amar se hace ternura de adorar».
En este sentido, el cardenal Osoro ha recordado que «la Iglesia nace del costado de Cristo» y que «la Cruz es el lugar y el signo de la reunión de los hijos dispersos de Dios»; algo que «tiene que expresarse en todos los sacramentos». «La ternura y la misericordia es un acontecimiento importante, un acontecimiento teologal: viene de Dios, vive de Dios y, si va bien dirigido, conduce a Dios», ha abundado casi al final de su intervención. Se trata de algo «esencial en la Teología Pastoral y, tal y como ha advertido, «si no entramos por ahí en la cultura de hoy»…
«No estéis llorando todo el día»
Ya en la ronda de preguntas –que el rector de la UESD, Javier Prades, ha aprovechado para agradecer la presencia del purpurado un año más en este curso de verano–, el arzobispo de Madrid ha pedido que los cristianos «no estéis llorando todo el día», sino dedicados a «ver cómo conquistas el corazón de la gente con ese fuego que ayude a superar estas dificultades».
Señalando una tubería despintada al fondo de la sala de conferencias, ha denunciado que «hay especialistas en la vida cristiana en entrar en este lugar y ver el desconchado». «Esos no sirven para nada, perdonadme –ha añadido–. No transforman este mundo. Estamos en el mundo para servir y entregar la belleza de la tierra, la belleza de ser persona, la belleza de poder ir buscando la verdad y proponiéndola por todos sitios, de marcar dirección…».
En la misma línea, al ser preguntado por la presencia de los cristianos en las redes sociales, ha incidido en que estás pueden usarse bien o mal. «No pueden ser instrumento de división, […] para eliminar al otro, para deshacer al otro. Hoy tenemos medios que, por desgracia, se dedican a deshacer a los demás. Y en nombre de Jesucristo, que es lo grave». «Tenemos que ser exquisitos en la construcción de la comunión en la vida de la Iglesia. Mi gran pasión en la Iglesia es la comunión. Cuando me dicen: “¿Usted es…?”. Yo soy de todos…», ha concluido.
Infomadrid/R.Pinedo
Imagen: El arzobispo de Madrid en los cursos de verano
de la Universidad Complutense