Partiendo de un «mapa de riesgo», elaborado por el servicio de Vigilancia y Control de Animales Domésticos, en el que figuran las zonas con más quejas ciudadanas por problemas relacionados con perros sueltos y excrementos, la Unidad de Medio Ambiente de la Policía vigila “puntos calientes” entre los que se encuentran los Parques de la Laguna Vieja, del Valle del Arcipreste y Cerro del Aire y zonas como la Avenida de la Oliva, las calles Isaac Albéniz, Murillo o Sarasate.
Según la Ordenanza Municipal reguladora de la Tenencia, Control y Protección de Animales Domésticos, los animales no pueden permanecer sueltos en zonas no acotadas especialmente para este fin. Además, no pueden entrar en espacios de recreo infantil y los animales calificados como potencialmente peligrosos tienen que circular con cadena o cordón resistente que permita su control.
Respecto a los excrementos caninos, los propietarios tienen la obligación tomar las medidas oportunas para evitar que los animales ensucien con sus deyecciones los espacios públicos o privados de uso común.
En caso de incumplimiento de las normas, el Ayuntamiento tiene regulado un régimen sancionador que califica las infracciones como leves, graves o muy graves, pudiendo aplicarse multas de entre 60 y 300 euros. Además la Policía, con agentes uniformados y de paisano, controla el microchip de los animales (la identificación de los perros y gatos se realiza antes de los tres meses de edad) y la documentación, obligatoria en el caso de los potencialmente peligrosos.