Miembro de la red “Iglesias y Minería”.
(ZENIT).- “Sería un gesto muy fuerte si la Iglesia pudiera eliminar el uso del oro en sus liturgias y sacramentos”: El sacerdote italiano Dario Bossi, superior provincial de los Misioneros Combonianos en Brasil, ha advertido sobre los daños causados al medio ambiente y a las poblaciones de la Amazonía por las industrias mineras.
El prelado misionero ha indicado que “este es un llamado también para la Iglesia” y ha propuesto “volver a la sencillez de los símbolos, los objetos litúrgicos” por parte de los sacerdotes de la Iglesia Católica.
En el briefing ofrecido este mediodía en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, lunes, 21 de octubre de 2019, el miembro de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y de la red “Iglesias y Minería” ha afirmado que “sólo el 10% del oro se utiliza para procesos que son realmente útiles, como el uso en medicina, el resto se almacena o se utiliza para joyería”.
Modelo extractivo depredador
Los buscadores de oro, ha denunciado, “por el equivalente a un anillo de oro mueven quintales de tierra y contaminan los ríos con mercurio y cianuro”. En el territorio de Piquia de Baixo, donde el sacerdote vive desde hace 15 años, se encuentra la mayor mina de hierro a cielo abierto del mundo, con un proceso de exportación de 900 kilómetros, que atraviesa “más de 300 comunidades”, ha compartido el padre Bossi.
Los frutos de este “modelo extractivo depredador”, continuó explicando, son la deforestación y la contaminación. “Por no mencionar las tragedias debidas a la ruptura de presas mineras, como en Mariana en 2015 y este año en Brumadinho”.
La minería es un “mal común”
“La asociación entre el gobierno y las grandes empresas es muy peligrosa”, denuncian los combonianos provinciales, se modifican las leyes y se reducen los controles. La Iglesia está al lado de las comunidades afectadas, con la red ecuménica “Iglesias y Minería”, y una comisión ad hoc del episcopado brasileño.
El obispo Bossi, conocedor de este conflicto, ha indicado que “este sistema ya no es tolerado por nadie” y ha afirmado que “La minería es un mal común en la Amazonía, y en el 25% del territorio amazónico ya se han identificado nuevos puntos aptos para la extracción”.
Afortunadamente, las comunidades indígenas están reaccionando: “Desde hace 10 años la comunidad de Piquia de Baixo -nos dice el misionero- se está organizando para pedir la reparación total de los daños sufridos, y ahora están logrando construir un nuevo barrio lejos de las zonas contaminadas”.
Contaminación también por el mercurio. Exposición sobre el mal que causa la minería en la iglesia de la Transportina
Red ‘Iglesias y Minería’
La Red Iglesias y Minería, fundada en 2013, es un espacio ecuménico, conformado por comunidades cristianas, equipos pastorales, congregaciones religiosas, grupos de reflexión teológica, laicas, laicos, obispos y pastores que buscan “responder a los desafíos de los impactos y violaciones de los derechos socio-ambientales” provocados por las actividades mineras en los territorios donde viven y trabajan.
Entidades eclesiales como el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), y la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) forman parte de esta red.
ROSA DIE ALCOLEA
Imagen: Padre Dario Bossi
(Captura De Pantalla Youtube)