También envía un mensaje sobre la eutanasia, cuestión que está presente en el programa del acuerdo firmado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias: «No se instrumentalice la crueldad del dolor del enfermo, silenciando la ayuda de los cuidados paliativos».
El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, abordó de manera transversal, en su intervención durante la inauguración de la Asamblea Plenaria de los obispos españoles, algunas cuestiones de actualidad política: la educación, la eutanasia o la vigencia de la Constitución Española.
En materia educativa, Blázquez no se refirió a las palabras de Celaá en Congreso de Escuelas Católicas, aunque sí defendió el derecho de los padres a elegir el tipo de educación de sus hijos. Lo hizo apoyándose en la declaración sobre libertad religiosa del Concilio. Dijo, apelando al citado documento: «A los padres corresponde el derecho de determinar la forma de educación religiosa de sus hijos, de acuerdo con su propia convicción religiosa». Y añadió, con sus propias palabras: «El poder civil debe respetar este derecho y los educadores deben cumplirlo con dedicación y calidad».
A última hora, el presidente del Episcopado añadió cuatro párrafos más a su intervención para defender la Transición y la Constitución después de que «en los últimos días, personas con responsabilidades políticas hayan emitido opiniones sobre nuestra situación; unas claras que tranquilizan, otras bastante oscuras que dejan perplejidad y otras de carácter reivindicativo que crean sobre saltos». Y continúa: «No es exagerado decir que probablemente una cierta confusión nos envuelve; como estas manifestaciones que se han ido sucediendo rozan con frecuencia aspectos fundamentales de la Constitución aprobada en el año 1978, la inquietud afecta más hondamente a nuestra convivencia».
En este sentido, afirmó que «la Constitución no tiene fecha de caducidad ni está limitada a algunas generaciones», aunque reconoció que «está abierta a posibles reformas para las cuales la misma Constitución ha indicado el procedimiento». «El éxito de la Transición con el fruto de la Constitución fue motivo de serenidad que no puede ser cuestionado rompiendo el acuerdo con el que fue aprobado. […] La concordia de todos dentro de las legítimas diversidades es un bien inestimable. Que la tentación del caos no prevalezca nunca sobre la unidad asegurada por la Constitución», concluyó.
Eutanasia
El también arzobispo de Valladolid también abordó la cuestión de la eutanasia, una de las prioridades de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias si estos consiguen el respaldo del Congreso para formar Gobierno. En el acuerdo firmado la semana pasada por los líderes del PSOE y Unidas Podemos, una de las medidas más concretas era, precisamente, una ley de eutanasia. Una ley que se intentó tramitar en la pasada legislatura y que frustró la convocatoria de elecciones. Pues bien, ante este panorama, Blázquez, dedicó uno de los puntos de su discurso ante la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española a abordar este tema. Advirtió: «No se instrumentalice la enfatizada crueldad del dolor del enfermo, silenciando, la ayuda de los cuidados paliativos».
El purpurado se refirió a la reciente declaración conjunta sobre el final de la vida firmada por judíos, cristianos y musulmanes, en una iniciativa promovida por un rabino. «La declaración misma indica que la eutanasia y otras cuestiones relacionadas con el final de la vida humana no son únicamente de orden confesional ni solo de orden religioso, sino también y radicalmente de todos los hombres y mujeres», añadió Blázquez.
En este sentido, hizo suyas las palabras de la declaración para rechazar cualquier regulación de este tipo: «Nos oponemos a cualquier forma de eutanasia, así como al suicidio asistido médicamente, porque contradicen fundamentalmente el valor inalienable de la vida humana». E hizo una férrea defensa de los cuidados paliativos: «Todo paciente en fase terminal debe recibir la asistencia paliativa mejor y más completa posible: física, emocional, social, religiosa y espiritual. El campo relativamente nuevo de los cuidados paliativos ha hecho grandes avances y es capaz de proporcionar un apoyo integral y eficiente a los pacientes terminales y sus familias».
Libertad religiosa y diálogo interreligioso
El discurso del cardenal Blázquez estuvo marcado especialmente por la cuestión de la libertad religiosa. Recordó para ello la declaración conciliar Dignitatis humanae. En este sentido, dijo que la fe «no se puede imponer», pero añadió que «tampoco se puede impedir». «En el corazón de cada persona hay un ámbito que no se debe profanar ni invadir […] El derecho a la libertad religiosa está en el cimiento y en el corazón de los demás derechos de la persona. ¡Pisamos terreno sagrado!».
Blázquez ahondó en la cuestión de la presencia pública de la fe a través de otro documento, el aprobado en 2018 por la Comisión Teológica Internacional: «La pretendida neutralidad ideológica de una cultura política que se quiere construir a partir de la elaboración de reglas de justicia meramente procedimentales, que prescindan de toda justificación ética y toda aspiración religiosa, muestra la tendencia a elaborar una ideología de la neutralidad que, de hecho, impone la marginación, cuando no la exclusión, de las expresiones religiosas de la esfera pública. […] Lo religioso forma parte del bien común de una sociedad».
En materia de diálogo interreligioso, defendió el papel de las religiones en la promoción de la paz. Lo hizo recurriendo de nuevo a la declaración del Papa y el imán de Al-Azhar: «Que no sean instrumentalizadas, que no se abuse del nombre de Dios. En su nombre nadie puede apoyarse para violentar, perseguir y matar. Dice así el párrafo: “Declaramos firmemente que las religiones no incitan nunca a la guerra y no instan a sentimiento de odio, hostilidad, extremismo, ni incitan a la violencia o al derramamiento de sangre. Estas desgracias son fruto de la desviación de las enseñanzas religiosas, del uso político de las religiones y también de las interpretaciones de grupos religiosos”».
Congreso de Laicos
El último apartado de la intervención tuvo que ver con uno de los actos centrales de la Iglesia en España en 2020: el Congreso de Laicos. «Es razonable que se haya afrontado un congreso en la situación actual de la Iglesia y la sociedad. Una de las necesidades más sentidas es la iniciación cristiana, la continuidad en la participación de la Iglesia y la formación en la fe, en la oración, en el seguimiento a Jesús y en la misión con toda su complejidad en nuestro mundo».
Y concluye: «La convocatoria nos afecta vitalmente a todos y por ello a todos nos interpela. Es una causa mayor, converjamos en la búsqueda de respuesta a los signos que el Espíritu de Dios emite».
Fran Otero
(Foto: CEE)